Los miles de peregrinos que pasaron por Zaragoza camino de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid no hicieron prácticamente uso de la mayoría de museos de la ciudad durante su estancia. Eso sí, en el Museo Diocesano reconocen que fue muy visitado por este colectivo. Es comprensible su orientación hacia una muestra que coincidía con sus inquietudes religiosas, pero tal desapego con el resto de ofertas de la ciudad no deja de ser sorprendente.