Opinión

MIGUEL Miranda, Profesor de universidad

¿Y si los clientes nos cabreamos?

¿Qué pasaría si miles de clientes de Caja3/CAI nos cabreamos tras las últimas actuaciones de la entidad y retiramos las nóminas, los ahorros y cerramos las cuentas? Se suponía que se trataba de una caja y no un banco comercial, distinta en sus principios, en su filosofía, en los valores. Se suponía que la motivación de muchos de sus clientes para depositar su confianza en esa entidad y no en otra, era su manera distinta de hacer las cosas, la dedicación de parte de sus beneficios a la obra social, las relaciones laborales dignas y justas, y por fin el trato a los clientes. Todo se ha ido a pique. Ni mil campañas de imagen podrán convencernos de que todo eso era mera impostura, poco más que una estrategia de márketing. Han acumulado activos tóxicos fruto de una pésima gestión, han financiado lo que no debían y algunos han abandonado el escenario con indemnizaciones escandalosas. El precio pagado por los excelentes trabajadores de Caja3, con 592 despidos, es demasiado alto para quien ninguna culpa ha tenido en este desaguisado. Y encima desahucian y cuando la gente pide diálogo, pacífica y civilizadamente, se les contesta con represión policial y con querellas. Un nuevo error. Un despropósito. Los consumidores han mostrado ya reiteradamente su fuerza cuando se ponen de acuerdo en boicotear un producto. Al fin y al cabo, casi nada queda de lo que fue, solo los restos de un naufragio del que otros esperan, agazapados, poder beneficiarse.

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