¿Contrarios o iguales?

Cuando hace escasos días un amigo intentaba explicarme la situación de descrédito que viven los dos líderes de los principales partidos políticos, Rajoy y Rubalcaba, como expresión de la Ley de la unidad de los contrarios del materialismo dialéctico, me dio un ataque de risa; no solo por la rebuscada argumentación sino por lo paradójico de la misma. ¿Qué me quieres decir con ello, que los contrarios se necesitan para sobrevivir? ¿Que si uno de ellos desaparece, dimite, o se retira al convento cambia la relación y supera al contrario? Así es, me contestó, el primero que se vaya resolverá la contradicción y romperá las negativas tendencias electorales actuales en su partido.

¿Entonces, si esto es así, porqué no se hace? Porque para ese cambio la presión social deberá ser mucho más fuerte y eso solo ocurrirá cuando la ciudadanía perciba la contradicción entre lo viejo y lo nuevo, entre un ideario político y otro, como en la transición política de nuestro país entre dictadura y libertad; o en el 1982 cuando el PSOE lideró la contradicción entre modernidad y conservadurismo; o el primer gobierno de Aznar entre transparencia y corrupción, e incluso con el gobierno de Zapatero entre autoritarismo y libertades sociales...

PARA ELLO es preciso planteamientos nuevos, proyectos políticos diferentes y sobre todo credibilidad; todo lo contrario a la actual situación de pensamiento mayoritariamente asumido, prácticas semejantes y alternativas muy parecidas, eso es lo que ahora mismo representan estos líderes y gran parte de la estructura.

Superar esto, exige cambios en todos los procesos, tanto sean subjetivos como objetivos, porque en todos existen contradicciones. No se puede ser el azote de un alcalde acosador y por conveniencia pactar con él para recuperar la alcaldía. Superar esta contradicción con una autocrítica es tanto como curar una hemorragia con tiritas.

No se puede avanzar en la democracia interna y participativa de los afiliados ahogando la consulta directa para elegir candidatos a Secretario General. Por no hablar del pasmo que me causa, después de haber gobernado más de diez años con el PAR en la DGA y cuatro con CHA en el Ayuntamiento de Zaragoza, escuchar, como solución a los problemas con el PSC, reinventar el PSOE en Cataluña.

Lo mismo ocurre cuando abundando en el desprestigio y la desconfianza de la democracia, vamos dando paso a la antipolítica, que en su traslación económica no es otra cosa que la síntesis neoliberal de aquel eslogan de campaña de Ronald Reagan "menos estado y más mercado".

NO SÉ SI ES contradicción o disparate pero querer salir de la crisis con rebajas en salarios y protección social, en una sociedad que ha basado su crecimiento en la alta capacidad de compra por sus sueldos y aceptables prestaciones de los servicios públicos, es una alternativa antagónica. Seguro que del movimiento de los contrarios se producirán cambios en una u otra dirección; muchos de ellos condicionan ya nuestro presente, influyen en el futuro y arruinan vidas y esperanzas todos lo días. Por eso los socialistas debemos resolver algunas de estas contradicciones con los valores de nuestro ideario y con ejemplaridad, en los liderazgos, en la política, en la conducta y los comportamientos y sobre todo en el compromiso social de nuestros militantes.

No hacerlo, parchear soluciones, seguir con métodos u opciones del pasado, nos puede llevar a una lenta agonía política: Y eso no solo será perjudicial para la socialdemocracia sino también para nuestro país.