Como el acoso ya es irrespirable, según vemos a diario, hay que buscar alguna solución que no contenga la filosofía Rajoy: esperar a que escampe. Eso puede ser aplicable en el carácter de un agricultor, pero un político que se postula para ofrecernos salidas, debería buscar otras alternativas. Existen. Desde mi modesto conocimiento, intuyo que el futuro debe pintar un planeta más justo, menos nervioso, donde todos rebajemos la pulsión por el consumo como única diosa de la felicidad. Gastar menos. Y aplicar cierto sentido de la equidad cristiana: que los beneficiados por su talento ayuden a vivir mejor a los más desamparados. Esto creo que no hay forofo del PP que lo rebata. Pero saber que 15 ejecutivos del Ibex ganaron en el 2012 127 millones de euros, desanima bastante. Hay otra solución: contratar más policía. De momento es la preferida por nuestras autoridades. Más madera. Policías en todas las esquinas controlando a la población que ya está rebasando las líneas de alto el paso. Policías que empujan a sus propios abuelos (alguno habrá) que claman a un gobierno que les ha estafado con las preferentes. Mucha, mucha policía. ¿Saben estos jóvenes agentes cuando entran en la academia que su destino no será ayudar a un ciego a cruzar un paso cebra? ¿Les explican allí que su cometido será cargar contra el pueblo llano? Lo recuerdo por si acaso. Ahí estamos. Los bandidos del ERE andaluz por fin puestos a recaudo. ¿Pero y los otros cientos? Nos dirigimos a un momento surrealista: en esta crisis laboral solo hay trabajo en la policía.