Opinión

FRAN Osambela

La cerca

El crítico musical Víctor Lenore sostiene que el momento más histriónico de de la llamada Cultura de la Transición lo protagoniza Lola Flores. Concretamente cuando Hacienda caza a La Faraona en claro fuera de juego y esta, primero, alega que se había "olvidado" de pagar sus impuestos durante al menos tres años y, después, pide una peseta a fondo perdido "a cada español de bien" para ponerse al día con el fisco y con Josep Borrell, entonces ministro del ramo.

No faltaron más momentos estelares en aquellos 80 de la música española (incluida la recolecta de latas y huevos de Ramoncín en Zaragoza), pero uno de los episodios más ruidosos lo firmaron cuatro chicas vizcaínas llamadas Las Vulpes. El 23 de abril del 83 dejaron a los españolitos petrificados ante la tele cuando, en pleno horario infantil, clamaron "¡Me gusta ser una zorra!" (y otras cosas que se pueden leer en internet) en el programa Caja de ritmos de TVE. El escándalo mayúsculo, azuzado sin piedad por un guardián de la moral como Luis María Anson desde las páginas de Abc, provocó la actuación de la fiscalía y obligó a dimitir al presentador, Carlos Tena, la gran (¿única?) referencia del periodismo musical en aquella época.

Justo 30 años después apetece analizar dónde estaba y dónde está la línea roja, ahora que por ejemplo el periodista Manolo Saco se ha visto obligado a abandonar el recién estrenado medio digital eldiario.es después de publicar, con motivo de la muerte de Hugo Chávez, que ni el derecho a la alimentación, a la sanidad, a la alfabetización o a una vivienda digna están por encima del derecho fundamental a la libertad de pensamiento y de expresión.

Hace tres décadas, uno de los inquisidores que instó a la salida de Tena fue, ¡qué casualidad!, José Ignacio Wert, entonces consejero en el ente público por el Partido Democrático Popular y ahora ministro de Educación. Visto por ahí, pocas cosas y pocos rostros han cambiado. Visto el caso actual, todavía no están claramente identificados los que han provocado la renuncia de Saco. Lo único seguro es que en el país de las no-dimisiones ha sido un periodista el que al intentar mover la cerca un poco más allá, se ha quedado fuera. Periodista

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