Tradicionalmente los museos se han formando, en la mayoría de los casos, a través de donaciones de importantes coleccionistas. Un ejemplo es el museo Guggenheim de Nueva York. Fue el coleccionista empresario Solomon Guggenheim quien hizo construir el edificio para albergar su valiosa colección de arte, luego este museo se fue nutriendo de donaciones como la fotográfica de la Fundación Robert Mapplethorpe y la más reciente, la Fundación Bohen, dando una visión más contemporánea y, así, la mayoría de los museos en EEUU porque la desgravación de impuestos es sustanciosa. En España funcionamos a base de talonario, tal es el caso de la Colección Thyssen-Bornemisza, que no solo le compramos la obra sino que le remodelamos el Palacio de Villahermosa de Madrid. Y como en Aragón no somos menos, vamos a invertir un millón y medio de euros en la Colección Circa XX-Pilar Citoler; que aunque esté catalogada como una de las de carácter privado más importantes de España, su exhibición será muy parcial. Pagar esa cantidad de euros por exhibir la obra, es algo que los artistas hemos reivindicado toda la vida, pero claro, no después de muertos. También hay que pensar que como se desconoce el arte contemporáneo aragonés por falta de apoyo institucional, esta ausencia se verá compensada por otros artistas de la Colección Circa XX. Se podría haber optado por una donación a cambio de remodelarle el palacio de Fuenclara, y así ver todo el excelso conjunto artístico de la Colección, favoreciendo el empleo y el Patrimonio. Doña Pilar estará contenta: alquila y no se desprende tal como le ocurrió hace tiempo en una venta realizada al por menor. ¡Buen negocio!

Pintora y profesora de CF