La dificultad de elegir al zaragozano ejemplar del año no radica en las propuestas de los grupos municipales, ni siquiera en la participación ciudadana a través del voto popular. Habrá personas anónimas tan merecedoras de ese calificativo y difíciles de detectar que las candidaturas, aunque se hagan con buena voluntad, resultan reduccionistas. Y utilizar el voto popular para ratificar un reconocimiento de este tipo no deja de ser un ejercicio voluntarioso. ¿Por qué no se pregunta a los ciudadanos por la adjudicación de los autobuses, por ejemplo?