Peldaño a peldaño, escalando tres elevados tramos de escaleras y previo pago de 5 euros, el visitante accede a los tejados de Santa María del Mar, el mayor exponente del gótico catalán en Barcelona. La catedral, de una hermosa y solemne austeridad, fue construida junto a la playa en el tiempo récord de 55 años, y desde esa atalaya privilegiada que son los tejados inclinados recientemente restaurados se contempla toda Barcelona, desde el mar a la montaña, desde el Born a los más modernos ensanches. Según la wikipedia y el escritor Ildefonso Falcones, que en su novela sobre esta catedral da unas cuantas patadas a la historia de la Corona de Aragón, el monumento fue sufragado por los feligreses del puerto que, bien con su trabajo --marineros y descargadores de los muelles--- bien con su dinero --comerciantes y nobles--, financiaron la obra. La visita ofrece gratas sorpresas si se accede medianamente leído y coincides con una guía que tiene amplios conocimientos de historia y una extraordinaria capacidad de síntesis, porque lo primero que explica (al menos a los periodistas españoles con los que fui) es que la catedral fue pagada íntegramente por Pedro IV rey de Aragón, que comprometió el dinero y puso a disposición de la obra la cantera real de Montjuic, de donde salió toda la piedra. Y explica que las olas talladas en el escudo real de la fachada corresponden a la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo, al tiempo en el que ningún barco podía surcar el mar sin el salvoconducto del Rey de Aragón. Periodista