Se ha llegado a otro acuerdo entre las asociaciones vecinales y el Ayuntamiento de Zaragoza para la reorganización de recorridos y frecuencias en 16 líneas de autobús en la capital. Puede que las novedades introducidas mejoren algunos servicios, pero no habría que soslayar que el acuerdo entre las mismas partes ya se produjo en agosto y tuvo poco recorrido y abundantes críticas. La nueva propuesta no es garantía de que la movilidad esté perfectamente diseñada. De hecho, sigue obligando a los trasbordos como fórmula para los desplazamientos que coinciden con la línea del tranvía a la que, por supuesto, hay que primar, pero sin que ello suponga convertirla en el eje de cualquier movimiento de transporte. Al mayor hospital de Aragón, por ejemplo, solo se puede llegar desde el centro en tranvía. Y eso no es.