Camino Soria fue un hito en la música española de los 80. Se convirtió en fondo musical de los bares y garitos, y en adorno de orgullo de la música patria, frente a la invasión foránea. Un acierto pleno de los Gabinete Caligari. Juan Carlos Ortega elige esa canción como tema para su La mitad invisible, el espacio de La 2 que presta atención a las cosas que pasan desapercibidas; la pequeña mirada a detalles que nos hacen más felices, aunque no lideren los 40 Principales de las cosas fundamentales.

La mitad invisible está fabricado para el toque personal de Juan Carlos Ortega, un hombre que siempre detecta lo frágil de la vida y lo convierte en risa. Algunos se sentirán agotados por tanto personalismo del presentador, pero el espacio es así; un producto de autor. A cambio te ofrece una mirada única, particular, suya. Y con esos mimbres logra un programa distinto. Pequeño, tierno y barato. Todo bueno.

Viendo el programa me acordé de un tipo muy peliculero: Tata Martino, ese entrenador que tiene cara de Papa. Lo está pasando mal. El prestigio del Barça se le fue de las manos en una semana. Para resumirlo echó mano de una canción mítica, que nadie ha reseñado: I cant get not satisfaction. Lo dijo así, textual, pero traducido al español: "No he logrado satisfacción" (con lo que ha sucedido últimamente). ¿Se acordaba de los Rolling o es que su forma de hablar hiperbólica encontró esa frase? No lo sé. Camino Soria también encierra un error: le falta el de. Pero nos encanta.