Hace ahora 14 años, Felipe VI visitó varios municipios de Aragón. Como heredero de la Corona, el entonces Príncipe se propuso conocer a fondo las comunidades autónomas españolas y en la nuestra recorrió, durante cuatro intensos días, 1.500 kilómetros. Acompañado por toda suerte de autoridades locales, se dio los pertinentes baños de masas y mantuvo encuentros con agentes sociales. En uno de ellos, una periodista osó hacerle una pregunta al hoy Rey y, además de no obtener respuesta alguna, se llevó una severísima reprimenda de uno de los escoltas de la Casa Real. Con cajas muy destempladas, varios de los infinitos agentes que acompañaban a don Felipe procedieron también a la innegociable expulsión de la sala de la autora del crimen y, de paso, de todos los informadores allí presentes. Estas malas maneras se repitieron de algún modo el pasado miércoles, en el acto por el que la jefatura del Estado cambiaba de manos. Según denunció el afectado, el Ministerio del Interior alegó "razones de seguridad" para vetar el acceso al fotoperiodista Pedro Armestre, que iba a cubrirlo para la agencia francesa AFP. Nadie ha explicado aún qué inseguridad representa este profesional, al que paradójicamente el mismo don Juan Carlos había premiado hace solo unos semanas con el premio de periodismo que lleva su nombre. Entre los retos del nuevo monarca para adaptar la institución al siglo XXI se halla el de la transparencia. Y nada como la normalidad en el trato con los medios para empezar a fomentarla. Periodista