Los pasados días 12-14 de septiembre participé en los IV Encuentros Transfronterizos de Memoria Histórica celebrados en Pamplona y organizados por la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (Affna) que preside Olga Alcega y que contaron con la presencia de asociaciones memorialistas republicanas españolas y francesas. Este encuentro supuso un cúmulo de emociones para todos nosotros, personas y colectivos unidos en el afán de reivindicar el valor de la memoria histórica republicana.

En primer lugar, hay que decirlo, nos sorprendió que, frente al habitual memoricidio de la derecha española, en este caso, las instituciones navarras (de mayoría conservadora) estuvieron a la altura. Así, fuimos objeto de un recibimiento oficial en el Parlamento de Navarra (con discursos de su presidente y del Defensor del Pueblo de la comunidad foral incluidos), y en cuya sede se instaló la exposición Desenterrando el silencio. Verdad, Justicia y Reparación. Lo mismo ocurrió en el Ayuntamiento de Pamplona por parte de su alcalde, Enrique Maya, (UPN), y en donde realizamos una ofrenda floral en la placa colocada en el atrio del consistorio y que recuerda a los concejales asesinados tras la sublevación fascista de 1936. De todo ello deberían tomar nota muchos ayuntamientos aragoneses, sobre todo el de Zaragoza, pues también aquí hay que honrar a los regidores muertos por su compromiso político con la República, entre ellos, Bernardo Aladrén al cual, por cierto, el ayuntamiento de la capital de Aragón se comprometió formalmente a dedicarle una calle... hace 7 años... y todavía la seguimos esperando.

EL ENCUENTRO fue una lección de emociones, pues tuvimos ocasión de compartir los testimonios de hijos y nietos de víctimas del franquismo. Fue una lección de humanidad, reflejo de sufrimientos y dolores lacerantes, de silencios forzados y de humillaciones infringidas por parte de los "vencedores". Y, sin embargo, ni una sola palabra de odio o revancha salió de los labios de las víctimas, solo reclamaban su anhelo por recuperar los restos de sus seres queridos que siguen yaciendo en las fosas del oprobio. Estas mismas emociones se repitieron en las ponencias de Morgane Dubos y de Gregorio Armañanzas en torno al análisis del duelo y el perdón por parte de las víctimas o durante la visita al Parque de la Memoria de Sartaguda, el pueblo de las viudas como es tristemente conocido, o en el recorrido por el fuerte-prisión de San Cristóbal de Pamplona, del cual nos habló Koldo Plá en una excelente conferencia.

Fue también una lección de verdad histórica gracias a la participación de diversos historiadores como José Luis Gutiérrez Molina (Andalucía), Emilio Majuelo (director del Proyecto Recuperar memoria surgido del acuerdo entre el Parlamento foral y la Universidad Pública de Navarra) o Queralt Solé (Cataluña). Interesante fue la perspectiva del exilio republicano expuesta por la prestigiosa historiadora Geneviève Dreyfus-Armand, o la intervención de Iosu Chueca, un emotivo homenaje a algunos de los miles de anónimos republicanos difuminados por el exilio y, también, la de Raymond Villalba, luchador infatigable, quien nos recordó las lecciones de coraje y dignidad recibidas de sus padres a la vez que nos instaba, ante la amenaza creciente de rebrotes neofascistas, a la defensa de los valores republicanos de la libertad, igualdad y fraternidad.

Fue también una lección de justicia gracias a la participación de los juristas Roldán Jimeno, Jacinto Lara (presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España) y José Antonio Martín Pallín en torno a la imprescriptibilidad y la jurisdicción penal universal aplicable a los crímenes del franquismo, tema de total actualidad tras el varapalo que ha supuesto para España el demoledor informe de Pablo de Greiff, el relator especial de la ONU para investigar estos crímenes. Especialmente incisivo y contundente fue Martín Pallín el cual, tras reconocer que, en esta materia, "España es una anomalía jurídica internacional", exigió al Gobierno de Rajoy la aplicación de una vez por todas de los principios de la jurisdicción universal a los crímenes franquistas dado que estos tienen la categoría de crímenes de lesa humanidad y, por ello, son imprescriptibles y no amnistiables. En consecuencia, la Ley de Amnistía de 1977 resulta "absolutamente inconstitucional", un peaje pagado en aquella Transición presentada como modélica cuando en realidad fue una transacción entre los herederos políticos del franquismo y los partidos democráticos y, por ello, debe ser derogada tal y como ha demandado Naciones Unidas y al igual que ha hecho recientemente Chile con el decreto ley de amnistía aprobado en su día por la dictadura del general Augusto Pinochet

Excelente fue también la ponencia sobre Arqueología de la verdad en la que participaron Emilio Silva, Jimi Jiménez y los miembros del equipo de investigación Aranzadi, Paco Etxeberría y Lourdes Errasti, los cuales centraron sus intervenciones en la cuestión de las fosas del franquismo desde diversas perspectivas (derechos humanos, política, judicial, histórica y simbólica), no olvidando denunciar el constante obstruccionismo de las autoridades locales, autonómicas y estatales de la derecha para llevar a cabo las exhumaciones de las víctimas.

PARA FINALIZAR, un extenso manifiesto conjunto recogía las demandas de las asociaciones memorialistas para que España llegue a ser un Estado de Derecho pleno y, para ello, hay que superar déficits democráticos, de memoria y de justicia reparadora que, tras casi cuatro décadas desde la muerte del general Franco y el fin nominal de su dictadura, siguen siendo, todavía, unas deudas pendientes en nuestra sociedad. Estas son las lecciones, el legado y el valor de la memoria histórica y de la democracia republicana.

Fundación Bernardo Aladrén - UGT Aragón