Lamentable y bochornoso. Ese el panorama de la España del siglo XXI. Un país decrépito y oscurantista, en el que todo vale, nadie asume responsabilidades ni paga por sus pecados. Han quedado de sobra demostrados los diversos fallos de supervisión y negligencias en los protocolos de seguridad cometidos en la gestión de la crisis sanitaria provocada por el ébola, y la Mato no se inmuta. Ni una sola palabra entonando un "mea culpa", ni atisbo alguno de futura dimisión. Ni ella ni su generalísimo Rajoy, que se consuela con el "lo estás haciendo muy bien", que al parecer le han dado sus colegas europeos, Merkel, Renzi, Hollande y Schultz, para justificar lo injustificable. Tándem Mato--Rajoy, por lo menos, aprendan las formas de su compañero Morenés, que ha tenido la sensatez de poner su cargo a disposición, de demostrarse que los operativos de traslado de los misioneros que le correspondían, no cumplieron con los requisitos estipulados para garantizar la seguridad sanitaria. Pero, ¿por qué avergonzarse si los hay peores en la viña del señor? Para muestra, los 86 consejeros y directivos de Caja Madrid-Bankia (28 del PP, 15 del PSOE, 4 de IU, 10 sindicalistas y de la Patronal), que con sus tarjetitas negras-fantasma pulieron más de 15 millones en vinos, viajes, joyas, ropas, restaurantes o extracciones en efectivo. Y ahí siguen. Una decena de dimisiones, expedientes internos en los partidos, pero un Blesa y un Rato renaciendo de sus cenizas (con triquiñuelas varias) y sin penas fiscales o de otro tipo a la vista. Periodista y profesora de universidad