Los retos del PSOE para recuperar el protagonismo y la posibilidad de gobernar España son diversos, pero en todos necesita credibilidad. Un activo clave en política y que los socialistas han vuelto a malgastar con sus balbuceos e incoherencias sobre la respuesta a la imputación de Chaves y Griñán por los ERE andaluces. Es difícil entender la prestidigitación verbal que los dirigentes del PSOE están practicando para no hacer lo que se impusieron: que cuando un parlamentario suyo resultase imputado, dejaría el escaño. Aunque Sánchez creyera que los dos expresidentes no llegarían a ser imputados no le exime de cumplir su compromiso, por más que sean los mentores de Susana Díaz, cuya sombra amenaza al novel líder del PSOE. Sánchez ha ganado tiempo hasta después de las elecciones andaluzas, pero incumpliendo su palabra y a costa de su autoridad. La corrupción es una enfermedad demoledora para la democracia, y si los partidos no son contundentes contra esta perversión es el conjunto del sistema el que queda bajo sospecha. Un riesgo que significa una enorme insensatez.