La crisis económica que se asentó en las actividades de todo tipo trajo consigo la posibilidad de presionar a la baja a las concesionarias de servicios públicos en los ayuntamientos, vapuleados también por el mismo vendaval y con dificultades financieras a las que se añadían las imposiciones externas para reducir el déficit. El descenso del coste de los servicios que había repercutido positivamente hace un año en la búsqueda del equilibrio, se ha vuelto a desfasar, alcanzando los 76 millones de euros globales a los que habría que añadir otros 50 por el transporte público. Es curioso que el abastecimiento de agua casi logre la autofinanciación, mientras otros, como las instalaciones deportivas sean responsables de un tercio del déficit. O no se usan lo suficiente o las bonificaciones que se establecen son excesivas. Convendría analizarlo.