Aunque la inauguración oficial de la Embajada de EEUU en La Habana no se llevará a cabo hasta el mes de agosto, en que John F. Kerry visite la isla para su apertura oficial, con la celebración que se merece, los cubanos y los norteamericanos ya tienen algo que celebrar, como el resto del mundo. Y aunque no está anunciado, sería muy bienvenida la presencia de Obama en la isla. De hecho, es posible que ningún otro presidente de EEUU pudiera ser tan bien recibido en La Habana, como Barack Obama. Después de su baile presidencial con Michelle, a nadie le extrañaría verle bailar un ritmo caribeño. Pero más allá de la fantasía, lo cierto es que por fin, por fin, las relaciones diplomáticas se han restablecido, y con ellas, se ha puesto fin al embargo comercial.

Desde el 20 de julio, la bandera cubana se encuentra entre las 192 que adornan el vestíbulo del Departamento de Estado en Washington. Mientras, el edificio de la Embajada de EEUU en La Habana comienza a rehabilitarse. Se han pintado los interiores y se han comenzado los trabajos de jardinería en su exterior. El edificio, de arquitectura funcionalista, propia del momento en que se construyó en la década de los años 50, tendrá ahora vida propia. Lo mismo sucederá con la mansión cubana en Washington, en la 16th St. NW. La embajada suiza, que se encargaba de los intereses cubanos perderá protagonismo para que lo puedan recuperar EEUU y Cuba.

Se han necesitado 54 años para recuperar una relaciones diplomáticas rotas, y tras unos episodios y unos protagonismo que no quiero recordar. En cambio, sí creo que hay que destacar algo que los periódicos internacionales no han destacado suficientemente, porque aunque los protagonistas principales e indiscutibles son cuatro hombres, a dos niveles distintos: Barack Obama y Raúl Castro en el primero, y John F. Kerry y Bruno Rodríguez en el segundo. Pero en esta ocasión, ha habido una mujer detrás de cada pareja de hombres. Hay que recordar que el 17 de diciembre del año pasado, tuvo lugar la primera ronda de conversaciones, por el restablecimiento de las relaciones diplomática, y fue llevada a cabo ni más ni menos que por dos mujeres: Roberta S. Jacobson, por la parte norteamericana y Josefina Vidal Ferreiro, por la parte cubana. Está claro que han llevado a cabo un trabajo discreto, pero muy eficaz, que ha coronado con éxito este camino de paz social. Dicho de otra forma, ellas son las que asesoran al segundo nivel: Kerry y Rodríguez, y estos, a su vez, a Obama y Castro.

Josefina Vidal Ferreiro, directora general para EEUU del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, tiene un cierto aire norteamericano y habla un inglés perfecto, además de francés y ruso, mientras que Roberta S. Jacobson, secretaria de Estado adjunta en los países del Hemisferio Occidental, tiene un cierto aire latino y habla un español, con un suave acento peruano, país en el que vivió durante un par de años.

A PRIMEROS DE JUNIO, Obama propuso y nombró a Roberta S. Jacobson para que fuera la encargada de realizar las negociaciones con Cuba.

Es conveniente destacar que el viejo y conocido refrán español que dice que tras un hombre importante, siempre hay una gran mujer, en este caso: tras dos hombres importantes, estaban ellas, con un trabajo tan impecable como brillante, que no han buscado las cámaras, sino la discreción. Así que la felicitación es doble para los presidentes respectivos: por haber nombrado a estas dos mujeres (potentes y discretas) en las secretarías de Estado y porque tras haber roto el hielo, ellas han conseguido la paz social tan necesaria.