Las últimas semanas, medios de comunicación locales han congregado un buen puñado de opiniones y reflexiones sobre la tala de trece ailantos y un chopo en el eje Fernando el Católico-Gran Vía de Zaragoza. Al leerlas o escucharlas me viene a la cabeza un cincuentero y recomendable western: El árbol de ahorcado.

Su protagonista, Gary Cooper, un anodino médico retirado en las montañas, se halla abocado a convertirse en salvador de un linchamiento, en un árbol, instigado por la turba de buscadores de oro que esconde, tras la soga, carencias, penurias, codicias y desesperación. Los mineros, envueltos en un ambiente de violencia, individualismo e iniquidad, fían todo a la caprichosa voluntad del más fuerte, despreciando el imperio de la ley, la racionalidad y la justicia.

Tras la digresión cinematográfica volvamos a la tala del chopo y los trece ailantos, especie esta catalogada como invasora por un real decreto de 2013 y tipificada como desaconsejada en la Ordenanza Municipal de Protección de Arbolado Urbano.

El día 28 de julio, el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza Alberto Cubero informó en una reunión de trabajo sobre la necesidad de la tala por motivos de seguridad, así como de las previsiones de reposición en arbolado, jardines y mobiliario urbano en el concurrido eje. A dicha reunión asistieron, además del edil y técnicos municipales, representantes de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ), de la Unión Vecinal César Augusta y del movimiento ecologista.

Todos los representantes del tejido asociativo convocados coincidimos en nuestros planteamientos. Nos congratulamos por haber sido informados y consultados, y por solicitar el Gobierno de la ciudad nuestra participación con propuestas. Consecuentemente apoyamos de modo unánime la tala por motivos de seguridad, por unas más que posibles caídas que los técnicos definieron como "el efecto diana". Interpelamos a los representantes del consistorio por el coste que las reposiciones supondría a las arcas municipales, al entender que numerosos parques y jardines de los barrios sufrían también demasiadas carencias y abandono. Y se nos respondió que la reposición de Fernando El Católico-Gran Vía sería sufragada íntegramente por la Sociedad Tranvías de Zaragoza.

Espero, y deseo, que este artículo sirva para clarificar y disipar dudas. El movimiento vecinal se caracteriza, en sus más de 40 años, por su carácter reivindicativo en lo que entendemos justo para el común de los ciudadanos. Pero también por saber distinguir cuando algunos con las ramas nos han querido ocultar el bosque.

Por cierto, hablando de ramas, el día 22 de agosto se desplomaron dos árboles en nuestra ciudad en vías por las que ni está ni se espera el tranvía: el paseo Renovales y la glorieta Diego Velázquez. Como pude comprobar in situ, este último correspondía a un tronco de medio metro de anchura, varios metros de altura y cientos de kilos de peso. Y si bien no hubo que lamentar daños personales, y sí materiales, una tala a tiempo habría evitado cualquier tipo de riesgo, como la pérdida de una vida.

*Miembro del área de Urbanismo y Medio Ambiente de la FABZ