Querría mover por unos segundos el calendario y colocarlo 15 o 20 años más tarde. Querría escucharte hablar de cómo lo viviste tú, cómo son tus recuerdos, si existen los momentos compartidos y si tienen el mismo color y la misma intensidad que los míos. Me pregunto si recordarás aquel cuento que repetíamos un día sí y otro también, y los intentos por convencerte para que pasáramos a otro que a mi me gustaba más. Siempre ganabas tú, dirán mis recuerdos. Elegía yo, dirán quizá los tuyos. Querría pasar 15 o 20 años para saber si tendrás en cuenta las ausencias y cómo serán tus recuerdos dolorosos. O si estos quedarán adormecidos en tu cabeza de rizos dorados por otros tantos encuentros y entusiasmos diarios.

Cuando pasen esos 15 o 20 años quizá ya sabré cómo llevas en tu memoria las cuentas del déficit de horas juntos. Y pasado ese tiempo, me gustaría saber si recordarás aquel fascinante dibujo que me hiciste sobre Lampedusa. Esa explicación que tú mismo te dabas en aquella hoja del cuaderno a mi vuelta de la isla. El dibujo de la versión edulcorada que yo te había dado para proteger la inocencia de quien tiene solo cuatro años y aún no sabe lo perra que es la vida.

Quisiera que pase el tiempo y sentarme a preguntarte si recuerdas cuando me contaste por la calle que las princesas se podían casar entre ellas. Preguntarte si, a pesar de haber crecido, aún quieres ser director de cine porque crees que es la persona que ayuda a la gente a entender las películas. Saber si aún cuando miras las nubes encuentras una de ellas "con forma de tortuga con una maleta encima". Saber si te siguen incordiando los días de viento pero toleras estupendamente la lluvia de otoño. Y si te acuerdas de aquella noche que te corté el flequillo por quinta vez y te parecía un corte perfecto ante las muecas del resto.

Quiero saber si recordarás aquel día que te bajaste del columpio y viniste muy serio a preguntarme: "¿Mamá tú cuántos años tenías cuando eras guapa?". Aquel día en que seguiste repreguntando a pesar de que me entraba la risa por tu sinceridad tan directa. Tan directo y ya con menos risas cuando me hablaste por primera vez de la muerte y me preguntaste si yo me iba a morir alguna vez en la vida. Dudé si mentirte. Y solo me atreví a decir que ahora mismo no lo tenía previsto.

Quisiera apuntar todo esto para no olvidarlo nunca. Y por eso me ha salido esto. Quisiera verte leyéndolo dentro de 15 o 20 años. Asoma de nuevo este mes. Mi preferido. Un año más. Ya van cinco. Y la verdad... no quiero adelantar el calendario y casi prefiero en este momento no saber lo que pensarás dentro de 15 o 20 años. Voy a ponerme a dibujar contigo esos recuerdos del ahora y también los que nos quedan juntos.

Periodista