Cuando muchos ciudadanos votaron las opciones de Podemos para las Cortes de Aragón y de Zaragoza en Común para el ayuntamiento, pensaban que ello posibilitaría un cambio radical en las formas de hacer política y un sano ejercicio de coherencia. Pasado un tiempo cunde el desaliento. En el Palacio de la Aljafería apenas se nota la presencia de unos diputados cuya sola actuación importante hasta la fecha ha sido auspiciar que Javier Lambán gobierne. El resto, fuegos artificiales. El famoso decálogo sin cumplir; la universidad sin dinero; la investigación idem de idem; las correcciones a pluses de funcionarios ex cargos políticos tal cual, y los señores dipupodemos haciéndose a su nueva situación institucional. En el ayuntamiento zaragozano las cosas tienen un cariz diferente: trabajan, se esfuerzan y aunque muestran una preocupante bisoñez, están dando pasos en la buena dirección, Sin embargo, lo que más llama la atención es la falta de coherencia entre ambas formaciones. Si casi son lo mismo ¿cómo es posible el desmarque entre ambas que traduce el que Podemos no le eche una mano a Zaragoza en Común en asuntos tan básicos como por ejemplo el de las ordenanzas fiscales? ¿Cómo es posible esa situación en la que el PSOE gobierna Aragón gracias a Podemos mientras que los socialistas municipales no hacen más que poner chinitas a la gestión de Zaragoza en Común? Los electores se hacen cruces, y muy pronto habrá elecciones. Necesitan explicaciones y claridad.

Profesor de universidad