Podemos ha fichado a un exalto cargo militar para sus listas electorales. Cualquiera que me conoce --o que conoce a otras personas que trabajamos por el cambio desde Podemos-- sabe de nuestro compromiso con la paz y la solución no violenta de los conflictos. No me gustan los ejércitos y, sin embargo, no me he tomado mal la llegada de Julio Rodríguez a las listas de Podemos. No me gustan las guerras ni las armas. Y, sin embargo, me alegra que el exjefe de Defensa haya decidido implicarse en el cambio. Cuando me involucré en Podemos entendía que este paso político iba a ser diferente a los anteriores en quince años en los movimientos sociales.

Sabía entonces ya que Podemos era distinto a otras organizaciones, en las que coincidimos personas con más afinidad. Los retos de transformación política a los que estamos llamados hoy en día trascienden el encasillamiento en las etiquetas clásicas. Los viejos estigmas no aportan el tipo de soluciones que necesitamos para dar la vuelta al secuestro de la soberanía popular. Se puede estar en contra de la guerra y a favor de que personas de cualquier sector se apunten a este cambio. Aprender a sumar gente con diversas procedencias, unirla en un proyecto común, es una obligación política en este singular momento.

Lo que me atrajo de Podemos era precisamente el encuentro con personas de diversas sensibilidades, unidas en la apuesta de cambio político profundo. Me recuerda a los días de plaza en el 15-M, en los que flipaba con algunos de los planteamientos y, al mismo tiempo, me alegraba de la pluralidad que se daba cita en un espacio común. A Julio Rodríguez no le he tratado personalmente, pero tengo vecinas, conocidos y amigos que son militares o policías --no es con quienes más coincido en el día a día, pero forman parte de mi vida--. A la vez, me siento profundamente comprometido con la construcción de la paz, con la no violencia y la denuncia al militarismo desproporcionado y agresivo --como el que estamos sufriendo estos días en Zaragoza--.

Ayer mismo interpelé al Gobierno de Aragón sobre las maniobras de la OTAN, una organización criminal y del pasado, alejada de los problemas de la gente. Queremos seguridad, sí. Queremos soberanía para poder elegir qué trabajo queremos, qué vivienda, qué escuelas y qué hospitales. Seguridad y paz con justicia social. Por eso lucho y espero y deseo, por las referencias que me están dando, que Julio Rodríguez se involucre en Podemos con los mismos anhelos. Necesitamos que quien mejor conoce, desde un espíritu crítico, estas organizaciones aporte en las fuerzas del cambio.

No es fácil tomar decisiones cuando hablamos de transformar profundamente un lugar en el que vivimos 46 millones de personas. La gente en la calle quiere cambio y las decisiones que conducen a crear los mejores equipos hay que recibirlas con cautela. Me consta que Pedro Arrojo, el número 1 por Zaragoza, estará encantado de compartir escaño con Julio Rodríguez. Podemos sigue siendo esa herramienta política que me animó a enredarme con mucha más gente diversa para mejorar las vidas de todas. En eso estamos.

Diputado de Podemos Aragón