A las puertas de las elecciones a rector de la Universidad de Zaragoza, en las que como se ha hecho público esta misma semana presento mi candidatura, considero oportuno transmitir a la opinión pública y, en particular, a la comunidad universitaria algunos puntos de vista sobre aspectos fundamentales de la política universitaria, empezando con una reflexión sobre el resultado de la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior y el mapa de titulaciones resultante en nuestra institución.

La reciente elaboración de nuestra oferta de titulaciones de grado, fundamentada ante todo en su rentabilidad social, aconseja consolidarla y optimizarla mediante la introducción de mejoras técnicas o de contenidos que las hagan más atractivas o bien mediante dobles titulaciones, antes de pensar en introducir nuevas propuestas que, sin embargo, es conveniente empezar a valorar y estudiar. Contamos con la experiencia de los campus de Huesca y Teruel que ha demostrado el éxito de una oferta diferenciada y bien planificada.

A CAMBIO, la situación de los estudios de posgrado está menos consolidada por motivos tanto internos como externos. Entre los primeros hay que señalar que algunas ofertas no parecen haber asimilado del todo el nuevo papel que debe desempeña el máster y se asemejan demasiado a los antiguos cursos de doctorado. Los motivos externos son más complejos. Los másteres llamados profesionalizantes constituyen un requisito para acceder al ejercicio de algunas profesiones y por ello se ha establecido para ellos un precio público menor que garantiza una elevada demanda. A cambio al resto de la oferta se le ha fijado un precio tan elevado que esos másteres no pueden contar con más de 60 créditos de duración --es decir, un año--, lo que dificulta su encaje en Europa, en donde suelen tener una duración de dos años, y también una mejor planificación de este ciclo formativo. Además, dado que haber cursado un máster es requisito indispensable para iniciar el doctorado, esta política de precios públicos revela la nula importancia que desde ciertos ámbitos de decisión se otorga a la formación de doctores, a pesar de su elevada demanda laboral en los países desarrollados y crecientemente en España. Más aún, el título de doctor es requisito para poder desempeñar ciertas profesiones como las de investigador o profesor universitario sin que los másteres que facilitan el itinerario académico hasta el doctorado se beneficien de los reducidos precios públicos de los llamados másteres profesionalizantes. Esta política de precios ha causado un notable perjuicio en algunas áreas que son referente de nuestra imagen investigadora y deja en entredicho el proclamado interés de nuestros políticos por la investigación.

Por otra parte, se hace necesario iniciar una reflexión sobre la estructura de nuestros estudios que, en la actualidad, cuentan con 4 años para las titulaciones de grado y con un año en el caso de las de máster, pero que en la mayor parte de nuestro entorno europeo tienen una duración de 3 y 2 años respectivamente, con una estructura que ofrece, además, no pocas ventajas formativas y un periodo más razonable para la maduración de los estudiantes. Sin embargo con la actual política de precios de máster el debate nace muerto, pues una estructura de 3+2 alejaría a los estudiantes con menos recursos de buena parte de la oferta de posgrado, posibilidad esta que por su carácter antisocial no es asumible, y que hace todavía más imperativa la necesidad de reducir las tasas para los másteres. Por otra parte, no es fácil entender que la mejor formación en una disciplina fuera de 4+1 en Zaragoza y de 3+2, por ejemplo, en Madrid, por lo que esta decisión habrá que procurar consensuarla con las restantes universidades públicas de acuerdo con criterios científicos y formativos en lugar de otros políticos o mercantilistas.

Tenemos la oportunidad de transformar nuestra oferta de posgrado en una marca diferencial y de calidad de la Universidad de Zaragoza, donde el uso de la TIC, las prácticas externas y la formación en inglés nos ayuden a atraer también a estudiantes foráneos. Es a través de una oferta de posgrado transversal y flexible cómo es posible dar respuesta a muchas de las demandas de formación que reclama la sociedad.

Este es uno de los varios retos que la Universidad de Zaragoza tiene planteados y que con la colaboración de toda la comunidad universitaria esperamos afrontar.

Catedrático de Química Orgánica. Candidato a rector de la Universidad de Zaragoza