La ausencia del arzobispo de Zaragoza, Vicente Jiménez en el pregón de la Semana Santa, en los actos celebrados ayer en San Cayetano, está siendo muy criticada por los sectores relacionados con estas celebraciones y, discretamente, dentro de la propia Iglesia. Aunque se excusó "por motivos personales" debería explicar su ausencia, así como sus dos últimas decisiones que no han sentado muy bien: la supresión de la procesión de la cama y la prohibición de la colecta para el Refugio el Viernes Santo. Da la impresión que en el arzobispado sigue habiendo muchos intereses y Jiménez debe ser claro.