Opinión | Editoriales

Las preferencias del capital foráneo

Los datos son reveladores: la inversión extranjera en España creció el año pasado el 11% en conjunto, hasta los 21.724 millones. Son, sin duda, datos muy buenos, que reflejan que el conjunto del país es atractivo para el inversor exterior, y más si tenemos en cuenta que la industria, buena generadora de puestos de trabajo, representa el 51% de este incremento, aunque la inversión presenta un destacado carácter de efecto sede, concentrándose en Madrid y Cataluña que acogen los centros decisorios de empresas en España que pueden invertir luego en otros territorios. En Aragón, por ejemplo, se produjo un descenso del 46%, hasta los 60 millones de euros. Es verdad que el dinero que va a la construcción y al sector inmobiliario en general sigue llevándose la palma absoluta, aunque por ahora no estamos ante un problema de generación de otra burbuja inmobiliaria. El secretario de Estado de Comercio destacó que el pasado ejercicio ha sido el quinto mejor año de inverdsión extranjera de los últimos 15. Buenos datos, sí, pero está por ver las repercusiones que puede acarrear la actual incertidumbre política.

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