Sólo existe una certidumbre ante las elecciones generales del 26 de junio: nadie va a obtener la mayoría absoluta. Será imprescindible alcanzar acuerdos para poder gobernar y garantizar la estabilidad, principio básico para el estímulo del crecimiento económico, la recuperación de la confianza en las instituciones y la consolidación de los derechos sociales. Tras seis meses de interinidad política, las empresas demandan un debate inmediato y efectivo entre las diferentes fuerzas políticas, que desemboque en un gobierno sólido y estable.

En este sentido, las Cámaras de Comercio, que tienen encomendada la defensa de los intereses generales de las empresas, volverán a plantear pactos de Estado en cuatro cuestiones clave para nuestro modelo de desarrollo: la competitividad e internacionalización de la economía española, la formación y el empleo, la unidad de mercado, y la energía.

Pactos de Estado que se enmarcan en los pilares fundamentales definidos por la pertenencia de España a la Unión Europea (UE) y por el sistema institucional creado por la Constitución de 1978: los principios de Democracia, Estado de Derecho, economía social de mercado y Estado del Bienestar. Constituyen, nunca mejor dicho, las bases sobre las que se ha asentado la convivencia de los últimos 40 años en los que la sociedad española ha alcanzado altas cotas de prosperidad y bienestar.

Esos principios forman las premisas básicas para que las empresas puedan desarrollar su actividad, llevar a cabo nuevos planes de inversión, crear puestos de trabajo y ser competitivas en el mercado global.

Las empresas deben ser las protagonistas destacadas de las iniciativas y actuaciones de la política económica, como agentes fundamentales para la estabilidad y el desarrollo del sistema. La sociedad debe ser consciente de la significativa e irremplazable importancia de la empresa en la creación de riqueza, empleo y bienestar colectivo.

ES IMPRESCINDIBLE disponer de un número creciente de empresas fuertes, con mayor dimensión media, con decidida vocación internacional, con trabajadores y directivos adecuadamente formados, con mayores recursos destinados a la innovación y la digitalización, con productos y servicios de calidad y marca, y, en definitiva, con mejor capacidad competitiva en el mundo global.

España ha avanzado cuando las principales fuerzas políticas han sido capaces de negociar y llegar a acuerdos duraderos. Una lección que debe guiar los pasos a dar en los próximos meses, sin olvidar las fuerzas motrices de nuestra prosperidad reciente: pertenencia a la UE y marco institucional del 78. Todo ello con la vista puesta en el futuro para asentar las bases de un nuevo salto de modernidad y progreso en la próxima década, que los españoles esperan lograr en democracia, estado de derecho, estado de bienestar y una economía social de mercado en la que la empresa es la pieza clave.

Presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Zaragoza.