Reconozco que soy incapaz de entender por qué hay personas que se han apuntado a ir a Marte. Lo leí hace pocos días y hasta hoy no he encontrado más referencias a este proyecto. Podría ser que la noticia tuviera alguna intención que se me escapa, pero me inclino a creer que es una de las excentricidades que caracterizan a algunos humanos. Los animales no tienen la capacidad de ser excéntricos.

Si no me equivoco, hay bastantes personas que se han inscrito para hacer este viaje sin que les haya sido necesario argumentar sus motivos personales. No se trata de ir a París, un hecho que no necesita especiales explicaciones. Un viaje por el espacio debe durar muchos años. De hecho, una vida. Porque he leído que no será posible el retorno.

Me imagino a un científico capaz de sacrificarlo todo: lugar de trabajo personal, familia, por la posibilidad de llegar a un conocimiento directo que no ha tenido nunca. Me cuesta creerlo, pero entiendo que un obsesivo estudioso del cosmos pueda poner en marcha este proyecto. Pero imaginarme que un ciudadano terrenal, a quien le gusta pasar los veranos en la costa, o alguien que está pendiente de los desastres humanitarios que se están produciendo en una amplia parte del mundo --solo son dos ejemplos--, pueda optar por un suicidio extraterrestre...

Por el mismo coste de tiempo y de distancia, dudo de que ningún habitante de Marte pudiera hacer un viaje a la Tierra sin la posibilidad de retornar a su casa interestelar.

Cosmos es una palabra griega relacionada con orden y estructura, y cosmopolita es quien considera todo el mundo como su patria. Quizá demasiada pretensión y ambición. Si los marcianos existen, harán muy bien en quedarse tranquilamente en su casa. En estos momentos, nuestro mundo no está presentable a ningún planeta foráneo.

Escritor