Efectivamente, una herramienta siempre será más útil y funcional que una pintura, una música o un teorema. Socialmente avanza la idea de la inutilidad de todo cuanto no represente negocio. Leo La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine (Acantilado), un delicioso librito aperitivo, de esos que te abren el apetito por saber. Una galería de sabios célebres te van aleccionando. No hay nada más útil que las artes que no tienen ninguna utilidad (Ovidio). Lo superfluo, cosa muy necesaria (Voltaire).Todo arte es completamente inútil (Wilde). Lo más útil es lo inútil (Heidegger). Lo placentero es más útil que lo útil (Leopardi). Si no se comprende la utilidad de lo inútil no se comprende el arte (Ionesco). Pero esa inutilidad no solo se refiere al arte; también a la ciencia, a todo conocimiento. Así, el descubrimiento de la radio, la electricidad u otros tantos indispensables avances no llegaron con afán de pragmatismo, sino como mera especulación indagatoria. Marconi no inventó la radio, solo la patentó gracias a las elucubraciones aparentemente inútiles de Maxwell y Hertz. Es fácil descubrir que el principal motor del mundo, por encima de la recompensa dineraria, ha sido siempre la curiosidad. Hoy en día el anhelo por la explotación inmediata, lejos de acelerar la investigación y el desarrollo lo está ralentizando. Porque reduce el riesgo al mínimo. No hipnotiza, no elucubra, no abre la mente, tan solo da pasitos firmes. Y así no hay saltos drásticos, ni de Newton ni de Cézanne. Solo negocio. Lo más útil, pensarán algunos. Periodista