«Vamos directos al desastre pero, ¡joder, en qué coches!». Eduardo Galeano

¿Nos tomamos en serio el cambio climático o seguimos como si no fuera con nosotros?

La comunidad científica avisa: si llegamos a un aumento de las temperaturas de más de 2 grados en los próximos años, la vida en el planeta va a estar complicada. Y Aragón forma parte del planeta.

El cambio climático, quede claro, no es sólo que aumente la temperatura. Si se alteran las condiciones atmosféricas, se suceden fenómenos extremos e incontrolables, como sequías o lluvias torrenciales.

Aquel cambio climático que ilustres como Aznar o el primo de Rajoy negaban hoy pocas personas lo pueden refutar, ya lo estamos sufriendo.

En Aragón el cambio climático ya nos sale caro. Afecta a nuestra economía, a nuestras cosechas y ganados, al turismo, a nuestra salud y a nuestra biodiversidad. En los Pirineos mueren los glaciares, cada invierno hay menos nieve natural disponible y algunos árboles, como el pino negro, retroceden con fuerza.

En comarcas como Albarracín y Jiloca se reducen drásticamente las lluvias y en el Ebro cada vez son más frecuentes las riadas (que antes eran extraordinarias). En este escenario, algunos sistemas de regadío pueden ser inasumibles en costes y las sequías estructurales son ya una realidad.

Sufrimos en nuestras carnes el aumento de las alergias ante una mayor cantidad de polen, más agresivo y durante más tiempo. Los mosquitos y moscas invasoras nos generan molestias y problemas de salud cada vez más extendidos, mientras que otros animales autóctonos modifican seriamente sus comportamientos.

Aragón representa el 3% de la población española y el 5% de la producción de gases de efecto invernadero, consecuencia principalmente del modelo energético (la quema de carbón) y del sector agroganadero.

¿Y qué podemos hacer? Exigimos compromisos a las instituciones públicas. Al Gobierno de Aragón, acciones concretas y efectivas para mitigar el cambio climático y reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero: apuesta decidida por la transición energética, de autoconsumo y renovables; agricultura y ganaderías ecológicas y sostenibles; fomento del tren y transportes menos contaminantes; rehabilitación de vivienda hacia el ahorro y la eficiencia energética; gestión forestal sostenible y repoblación de árboles (esenciales captadores de CO2); recogida selectiva de residuos; prevención y protección ante las extremas olas de calor; fomento de la educación ambiental y la divulgación de recomendaciones útiles para la gente; desarrollo de una economía baja en carbono, que use recursos endógenos, cercanos, de aquí.

El Ayuntamiento de Zaragoza en Común, pese a las resistencias de los capitalistas de amiguetes, hace sus deberes. Mientras hay cada vez más ciudades en el mundo con un aire contaminado que perjudica seriamente la salud, en Zaragoza la calidad del aire ha mejorado en los últimos años, con medidas razonables de fomento de la movilidad sostenible, freno del urbanismo expansivo, recuperación de la huerta agroecológica, consumo de productos de proximidad y fomento de las energías renovables, entre otras.

Pero quienes tienen responsabilidades en el Gobierno de España y en el de Aragón no osan actuar con decisión. Sucesivos gobiernos y viejos partidos no se creen el tema y se conforman con desviar la atención con retóricas que poco aportan (porque quedaría fatal reconocer que no hacen casi nada).

El actual gobierno de Javier Lambán no es valiente y dedica muy pocos recursos humanos y presupuestarios a luchar contra el cambio climático. Aquí en Aragón necesitamos profundizar en una estrategia contra el cambio climático, sensata y que provoque cambios profundos, en la que colaboren instituciones, universidades, centros de investigación y colectivos.

Se nos está acabando el tiempo para poder actuar con garantías de éxito. Reaccionemos ya y sepamos encontrar en las soluciones una oportunidad de mejora de nuestras vidas: nuevos puestos de trabajo de calidad en energías renovables, educación ambiental y muchísimas prácticas económicas con una perspectiva convencida de búsqueda de la sostenibilidad.

Usar la táctica del avestruz no nos vale. Toca reconocer la gran deriva que llevamos y construir con alegría y esperanza las alternativas al capitalismo desde una cultura de la sostenibilidad, la paz y la justicia social.¿Por qué no una ley aragonesa contra el cambio climático? Estimados lectores, aviso: En Podemos Aragón, en eso estamos. H *Diputado de Podemos Aragón