En el año 212 de nuestra era el emperador romano Caracalla, el de las termas, reconoció a todas las personas que vivían dentro del imperio la ciudadanía romana, unos 30 millones de los 50 que se calcula formaban parte del mismo.

Semejante muestra de generosidad no ha sido suficientemente explicada pero hay quien piensa que se trataba de poder cobrar el impuesto romano sobre las herencias.

De nuevo el Impuesto de Sucesiones, 1.800 años después, sigue generando polémica. Una importante corriente popular en toda España, y particularmente en Zaragoza, está abogando por su desaparición por considerarlo un impuesto injusto. Se discute por qué se ha de pagar por percibir un capital de un familiar por el que ya pagó cuando lo creó. Es decir, por ejemplo, ya pagó el Impuesto sobre la Renta si lo ganó trabajando o con la rentabilidad procedente de la inversión de un capital.

Sorprende el importante apoyo popular a esta reivindicación en contraposición con el escaso apoyo que está teniendo la oposición al Impuesto sobre la Contaminación de las Aguas, el ICA, que se pretende cobrar a todos los zaragozanos, cuando por otro lado ya han pagado íntegramente las depuradoras. Y ello porque mientras el ICA lo vamos a pagar todos, el Impuesto de Sucesiones solo lo paga el 10% de la población. Misterios de los comportamientos colectivos.

¿Pero realmente el Impuesto de Sucesiones es tan injusto? ¿No es más injusto cobrar el Impuesto sobre el Valor Añadido a todo el mundo? Igual al que gana 10.000 euros que al que gana 50.000 o 200.000 euros. No es más injusto pagar el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, IRPF, por obtener rentas del trabajo que se necesitan para subsistir? ¿No es más injusto pagar el Impuesto de Sociedades a las empresas que precisamente con su actividad crean riqueza para la nación y puestos de trabajo? Es decir si hemos de pagar impuestos, ¿no es más justo pagar por lo que no ha costado nada al que lo recibe, como ocurre con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones? Es cierto que el que nos lo entrega, ya sea en vida o después de la muerte, probablemente pagó algún impuesto en su adquisición. Pero lo mismo ocurre con el que nos vende algo. El que lo vende pagó el IVA o el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, y el que lo compra también va a tener que pagar uno u otro impuesto.

Desde la Confederación de Asociaciones Vecinales de Aragón estamos de acuerdo con la supresión del Impuesto de Sucesiones siempre que se cumplan estos dos requisitos:

1.- Que lo que se deje de recaudar por este impuesto no se cobre a los ciudadanos a través de otros impuestos, particularmente el IVA que es mucho más injusto y pagamos todos. Debemos recordar que en el año 1986 el tipo normal de IVA era el 12%, y ahora pagamos en España el 21%, 9 puntos más.

2.- Que se mantengan al menos los actuales servicios públicos sin aumentar el endeudamiento público. La cuadratura del círculo es reclamar inversión pública y supresión de impuestos.

Desde CAVAragón queremos hacer una propuesta colectiva: suprimamos todos los impuestos y partamos de cero en una doble reflexión:

1.- Analicemos qué impuestos son justos y cuáles son injustos y mantengamos solo los primeros.

2.- Decidamos qué servicios públicos queremos prestar desde lo público y por tanto cuánto necesitamos recaudar.

Después de dar respuesta a esta doble reflexión estaremos en condiciones de generar el suficiente consenso como para diseñar el tipo de sociedad que queremos, qué servicios públicos vamos a mantener y cómo los vamos a financiar.

*Secretario de la Confederación de Asociaciones de Vecinos de Aragón (CAVA)