Navona Imprescindibles, una colección con gusto, acaba de editar La transformación de Kafka (tradicionalmente traducida como La metamorfosis) con una bella encuadernación de tela y una nueva traducción de Xandru Fernández. Desde su primera página sigue vigente la magia, ese momento único en que Gregor Samsa despierta convertido en un horrible bicho, un escarabajo gigante provisto de innumerables patitas, cuernos y córneas placas sobre un cuerpo rechoncho que inútilmente tratará de adaptarse a su habitación. Tampoco su familia, los padres y la hermana de Gregor tendrán demasiado éxito en el desafío de adaptar sus mentes a la insoportable realidad que de manera incomprensible, como un castigo del cielo, les ha tocado vivir, sin que ni puedan explicarse la metamorfosis, la transformación de Gregor ni rogar o exigir explicación a nadie.

El horror.

Y, sin embargo, el monstruo en que se ha metaforseado, transformado Gregor continúa siendo humano, terriblemente humano, albergando sentimientos, deseos. Nadie con mayor motivo que él quisiera corregir su situación, retornar a quien fue, ponerse en pie y salir de esa habitación caminando sobre sus dos viejas piernas, pero eso ya no es posible y los días y las semanas le pasan comiendo las sobras que su hermana le entra al cuarto con ayuda de un palo y durmiendo debajo de la cama, donde va cogiendo polvo, infecciones, parásitos que le van debilitando, hasta que poco a poco, en medio del mayor abandono y el más cruel de los absurdos, su vida se irá debilitando, hasta extinguirse, con gran alivio de los suyos.

Una metáfora brutal sobre las zonas más oscuras de la existencia humana, aquellas que tienen que ver con el egoísmo y lo absurdo de las ambiciones.

O con el horror.

Precisamente con esta última palabra horror, era con la que describía Kurtz su experiencia en lo más profundo de África, donde regentaba una base comercial. Otro aventurero blanco, Marlow, irá a su encuentro desafiando las penalidades de la selva, a bordo de un descarrachado vapor que luchará por remontar los ríos tropicales. Como Kafka en La transformación, Joseph Conrad alcanzará en El corazón de las tinieblas (Navona) un hito metafórico sobre la condición humana y su capacidad de relacionarse y crear el mal.

Imprescindibles.