Desde septiembre, de manera casi monográfica, así como desde hace años de manera permanente, los medios de comunicación españoles, están focalizados en el llamado problema catalán, y el encaje de las aspiraciones de la mitad de su población, con el proyecto común de España.

Local y actualmente, la evolución de las obras y legado artístico del Monasterio de Sijena, desde el museo de Lérida, a sus auténticos propietarios, ha pasado de ser un problema civil, con sentencia de los tribunales de Justicia, ordenando su «devolución», a un problema politizado por nuestros fagocitadores vecinos.

Que un ministro del Gobierno central, Íñigo Méndez de Vigo, interpusiese el pasado jueves un recurso ante los tribunales, contra la orden de un juez de Huesca, que obliga a la Generalitat a la devolución de las piezas, es un acto de deslealtad, a lo que el Gobierno proclama y reitera. Respeto a la ley y a la Administración de Justicia.

Coincidiendo con las declaraciones de García Albiol, expresando su discordancia con la resolución judicial y orden de devolución, de parte de un patrimonio saqueado por los catalanes.

Resumen, finalmente, del ambiente electoral, y de la consigna de no irritar a los secesionistas y los antisistema de ERC, Junts per Catalunya, los Comunes y la CUP.

Solo somos en Aragón, el 2,3% de la población.

Y además amantes del Derecho, y sumisos.

Así nos va.

Sean las primeras líneas tras este preámbulo, por valores y sentimientos a los que no renuncio, para felicitar al Ayuntamiento de Zaragoza, por su atrevida apuesta por incorporar la genética, en la mejora del bienestar de los zaragozanos.

Los propietarios de perros deberán registrar el ADN de sus animales a lo largo de 2018. El ayuntamiento estudia que la Policía Local recoja heces de la calle para imponer multas. Las heces se analizarían, con un coste de 15 euros, y con los resultados se podría cursar la sanción, que está fijada en 80 euros.

Aunque en mi ejercicio profesional y académico me he dedicado al diagnostico y tratamiento de las enfermedades del sistema excretor y el genital masculino, el profundo cambio, que del conocimiento de las proteínas, de la estructura de los seres vivos, de la herencia, a partir de las aportaciones de los bioquímicos y biólogos moleculares y el nivel actual de conocimiento de la genética, pueden justificar que un urólogo, profano, haga una breve síntesis y divulgación, de las bases científicas del proyecto del ayuntamiento de nuestra ciudad.

El español Severo Ochoa, bioquímico y biólogo molecular, obtuvo el Premio Nobel de Medicina en 1959 por un descubrimiento, que fue el paso inicial para el conocimiento del código genético. El ARN (Ácido Ribo Nucleico), que junto al descubrimiento del ADN (Ácido Desoxi Ribo Nucleico), por Watson y Cricks en 1953 y Premio Nobel en 1963, sentaron las bases de la biología molecular.

Cada ser vivo tiene un ADN único e irrepetible, responsable de la transmisión hereditaria.

El ADN se organiza en cromosomas, y regula la construcción del ser vivo a partir de los aminoácidos, que forman las proteínas. Estas las células, que a su vez construyen tejidos, estos órganos y la conjunción de todos los órganos forman al ser vivo, como el lector y como yo.

Los genes son un segmento o porción de ADN dentro de un cromosoma.

Los avances de los bioquímicos y biólogos moleculares de todo el planeta permitieron en 1990 describir el genoma, y en 1992 el genoma humano, que puede llegar a significar hipoteticamente el conocer de cada ser vivo, los errores genéticos y predisposición a padecer determinadas enfermedades.

Resaltar en este campo la brillante labor de dos biólogos moleculares de la Universidad de Zaragoza, los doctores Manuel López y Julio Montoya, así como el hijo de Sabiñánigo doctor Carlos López Otín, que ha contribuido a descifrar en la Universidad de Oviedo, el genoma de determinados tumores, como los linfomas.

Para concluir, permítaseme la anécdota personal. En las navidades del año 2004-2005, junto a un grupo de sexagenarios ilusionados, tuve con mi hijo Jorge, la oportunidad de hacer un trecking en el Himalaya, hasta el campo base del Everest. Y la cima del Kala-Pattar, de más de 5.500 metros.Grandioso.

Luis Oro, nuestro químico universal, fue el eficaz organizador de la aventura.

Esa experiencia me permitió conocer a uno de los grandes de la ciencia española, bioquímico y biólogo molecular, el doctor Ginés Morata. Nos relató en un fuego de campamento que iba predestinado a estudiar Exactas, pero antes de iniciar la licenciatura, escuchó una frase a un discípulo de don Severo: «En las proteínas está la clave de la vida». Por el impacto cambio su destino. Hoy es una autoridad mundial en biología del desarrollo y en las bases de la Ingeniería Genética, que es esa quimera en la que, partiendo del genoma, se pueda llegar a modificar los genes responsables de enfermedades y de los tumores, así como a diseñar tratamientos para poder tratar cánceres y su diseminación.

Pero la Ética, y los límites de la ciencia, dificultarán durante años que seamos inmortales, y que la Tierra se convierta en el planeta feliz de Aldoux Huxley.

Mientras, Zaragoza, puede convertirse en icónica de la aplicación de la genética en el bienestar de sus ciudadanos y limpieza de sus parques y jardines. Por la intención divulgatoria, sean disculpadas las licencias en el relato científico.

*Catedrático jubilado de la Universidad de Zaragoza