Opinión | Firma invitada

MIGUEL Martínez Laguna

Ferrocarril público y social

El empeño manifiesto de los diferentes responsables políticos de este país, sumado a la dejación, cuando no colaboración de los sindicatos mayoritarios, está contribuyendo a la desaparición de un medio de transporte colectivo como es el ferrocarril público. Ya nada importa la idea con la que se concibió como vertebrador de los territorios por los que transcurre para aportar cultura y riqueza a todos ellos, para que fuese el medio más respetuoso con el medio ambiente y qué decir de la sostenibilidad en estos tiempos de «pan para hoy y hambre para mañana».

Ahora lo importante es construir, gestionar y repartirse mucho dinero de infraestructuras megamillonarias de alta velocidad, construir supertrenes dotados de casi todos los medios tecnológicos que nos desplacen, de un lugar a otro cual máquina del tiempo, sin dejar huella humana en el camino, ya que no interesa que nos interrelacionemos como personas y lo que sí interesa es tenernos en el aislamiento individualista que nos hace consumir y consumir.

Se construyen macroestaciones funcionales sin más, donde no hay espacio alguno para los sentimientos. En definitiva, como dije anteriormente, con los objetivos de especular y amasar grandes cantidades de dinero de los presupuestos que pagamos entre todas y todos.

Lo anterior es todo lo contrario a cómo pensamos que se deben acometer las necesidades de las personas cuando viajamos, porque somos viajeras, nada de clientes o usuarias como nos denominan para cambiar el concepto de lo que estamos tratando interesadamente. Necesitamos de infraestructuras y trenes que nos den servicio como personas, que sean espacios adecuados a esta condición de quien los usa, con horarios hechos para cubrir nuestras necesidades reales, con precios accesibles, ya que este medio está cumpliendo una función social, en definitiva que por tratarse de un servicio público (de todas y para todas) esté acorde con lo que son las necesidades y circunstancias de las personas que se sirven de él.

De no ser así estaremos contribuyendo a la desaparición del ferrocarril convencional como medio de transporte público y social, y con el tiempo veremos toda la especulación habida en torno a este medio de transporte al que algunos para llenarse los bolsillos han hecho fracasar.

Aún no es demasiado tarde y estamos a tiempo de revertirlo, si no nos habremos convertido en cómplices de lo que sucede.

*Secretario de organización de CGT de Aragón y La RiojaSFlb

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