Se ha aprovechado poco que Paquita Salas, protagonista de la serie homónima emitida ahora en Netflix, es interpretada por un hombre (Brays Efe) para hablar de representatividad en el audiovisual español. La comunidad trans, por ejemplo, lleva años batallando para que los pocos personajes trans en cine y televisión sean interpretados por actores de dicha condición, y no por intérpretes no trans (cis). Además de someterse a un proceso de caracterización que no termina de captar las transformaciones experimentadas por los cuerpos trans, los actores cis suelen llevarse premios por estas interpretaciones. El caso de Paquita es similar. Se trata de una mujer de mediana edad con sobrepeso, un perfil poco habitual en la televisión española. Brays Efe, en cambio, ha aumentado su prestigio desde que interpreta a la entrañable Paquita Salas. Podemos preguntarnos, pues, por qué se valora más la interpretación de un cuerpo subversivo -es decir, que un hombre joven haga de cincuentona gorda- que la visibilidad y expresión de dichos cuerpos.

No obstante, Efe ha lamentado en varias entrevistas que la industria audiovisual no escriba historias sobre jóvenes «gordos maricones» como él mismo. La cuestión es, pues, crear más papeles para personas con cuerpos, géneros y sexualidades no normativas, y no que estas compitan por los escasos papeles que se alejan de lo estándar.

De hecho, la serie misma cuenta con un reparto mayoritariamente femenino y reivindica la diversidad corporal y afectiva. Es cuestión de seguir el ejemplo. H *Periodista