En la última cumbre sobre el clima, convocada por la ONU en Katowice (Polonia), una adolescente sueca de 15 años, Greta Thunberg, subió al estrado y lanzó el siguiente discurso a los líderes del mundo:

«Vosotros habláis de crecimiento económico sin límites, porque tenéis miedo de ser impopulares. Habláis de seguir adelante con las mismas malas ideas que nos han metido en este desastre; aunque lo más sensato sería tirar del freno de emergencia. No sois lo suficientemente maduros para decir las cosas como son. Nuestra civilización está siendo sacrificada para que unos pocos tengan la oportunidad de seguir haciendo grandes cantidades de dinero. Nuestra biosfera está siendo sacrificada para que la gente rica de países como el mío (Suecia) pueda vivir lujosamente. El sufrimiento de muchos es el que paga el lujo de unos pocos. En el año 2076 celebraré mi 75 cumpleaños. Si tengo hijos o hijas quizá pasen ese día conmigo; y quizá me pregunten por vosotros; quizá me pregunten por qué no hicisteis nada mientras aún había tiempo para actuar. Decís que amáis a vuestros hijos sobre todas las cosas. Y sin embargo les robáis su futuro ante sus propios ojos. Hasta que no empecéis a hacer lo que es necesario hacer en lugar de lo que es políticamente posible, no habrá esperanza. No podemos resolver una crisis sin tratarla como una crisis. Y si fuera imposible encontrar soluciones dentro del sistema, quizá deberíamos cambiar el sistema mismo. No hemos venido aquí a rogar a los líderes mundiales que se preocupen. Nos habéis ignorado en el pasado y nos ignorareis una vez más. Os habéis quedado sin excusas y nos estamos quedando sin tiempo. Hemos venido aquí para haceros saber que el cambio está llegando, os guste o no. El verdadero poder pertenece a la gente».

Hubo aplausos, al tiempo que consternación, ante la fuerza moral de esa niña que nos sacaba los colores a todos y todas; y no solo a los gobiernos, sino también a quienes elegimos a esos gobiernos.

Hoy me llega la noticia de que en Barcelona se ha constituido un colectivo bajo el lema de Rebelión o Extinción que se propone organizar una nueva ola de indignación/ movilización juvenil, en sintonía con las movilizaciones que se están levantando en Europa ante la inacción de los gobiernos frente al cambio climático. Corre por las redes ya, a nivel europeo e incluso mundial, tomar el 15-M de España como la fecha de una posible huelga juvenil global, con movilizaciones masivas, usando la etiqueta #ClimateStrike (Huelga por el Clima). Y me da la impresión de que la propuesta está calando en muchos jóvenes que empiezan a sentirse en el derecho a defender su futuro.

Yo siempre digo que mi generación fue afortunada por haber vivido una juventud en la que buena parte de nosotros, chicos y chicas, no solo nos sentimos en el deber de cambiar el oscuro mundo represivo que nos ofrecía la dictadura de Franco, sino que nos sentimos con el derecho a hacerlo; lo cual lo dejaba de ser una hermosa osadía. Pues bien, intuyo que nuestra juventud de hoy en día, tan silenciosa y aparentemente desorientada, puede darnos una nueva y maravillosa sorpresa de indignación responsable y creativa frente a la vergonzosa inacción de los gobiernos, sumisos ante la presión de los grandes poderes económicos, a la hora de afrontar el cambio climático en curso. Tal vez este año, en el que se levantan, en España, en Europa y en el mundo, negras nubes de involución política, de odio y de violencia, vivamos, junto a la perseverante y admirable movilización de los pensionistas, la mayor movilización/huelga feminista de la historia y también una huelga juvenil global, sin precedentes, frente al cambio climático. Veremos.

* Diputado de Unidos Podemos por Zaragoza en el Congreso