Hay un sujeto, individuo o como le queramos llamar, que se ha retirado con una pensión de ochenta millones de euros, y hasta parece que con 20 millones más en acciones. Ahora sale otra vez en los papeles porque, supuestamente, su banco encargó trabajitos a esta especie de CIA en calzoncillos, castiza y casposa, madrileña y cañí, cuyo jefe era una especie de gorrilla cutre llamado Villarejo. Naturalmente, el baranda del banco, al que llaman FG, dice que él no fue, que él no encargó nada al gorrilla, y que hasta incluso mire usted que fui yo el que mandé investigar quién había sido. Algo así como: investígame esto un poco, pero ten cuidado no me vayas a dar. Y ya me dirás qué se debe, que paga el banco. Pues eso. FG se llama el eximio. Tenía una empresa, un chiringuito de colocar dineros para hacer más dineros, y he aquí que un venturoso día lo llamó Aznar, otro aún más eximio, con esa costumbre que tenía de poner «cuñaos» que alabaran su limitadísima grandeza. A uno le dio Cajamadrid, a otro Telefónica, y a éste FG, que ya decimos que al parecer nunca asombró a nadie por su inteligencia ni capacidad, le dijo que apacentara Argentaria, un banco público de cuando entonces, desde donde despegó hasta este otro banco de ahora mismo, el de las cuatro consonantes -perfectamente mayúsculas, faltaría más.

Todo esto, según los periódicos. Y Según leo, el tal FG ha tenido que dejar el puesto que se había autoadjudicado en el banco, precisamente por su cosa con el gorrilla Villarejo, a quién llamaremos el grabador por su costumbre de grabar a todo el que se le acercara;

Pues ya ves tú, el ínclito FG, recientemente, ha declarado por lo de Bankia, que parece que en lo de Bankia declaran todos, oyes, y me parece que casi todos, más o menos, dicen que la culpa de lo de Bankia no la tuvo Rato (otro cuñao, más o menos) sino la crisis. También el nuevo baranda de Bankia me parece que lo vino a decir, que Rato no, que la crisis, que vino sin avisar ni nada, y que era mu mala, mire usted, y que por eso los miles de millones del común que le pusimos al nuevo genio de la gestión para que, una vez puestos en el banco, pareciera que lo había resuelto él- que por cierto, se pulió a los gestores anteriores en cuando llegó, pero que no por nada, sino por abrir una nueva etapa o algo así me parece que dijo, total qué más da.

Y a mí se me antoja que esta patulea de benefactores de la humanidad (la suya) se están partiendo el culo de la risa viendo en qué sinsabores anda el reino. Que si Cataluña, que si Vox, que si las pensiones, que si el salario mínimo, que la gripe, que la plaza, que tu madre, que la mía, etc. Y mientras tanta copla popular, esto que digo: ochenta millones para la vejez del sujeto, y el tipo partido de risa, no obstante salir relacionado con el gorrilla Villarejo.

En estas, sale un libro por ahí de un exdirector de El Mundo, donde el buen hombre se pone a cantar, y mire usted por dónde, que viene a señalar un hecho que nos deja tan escasamente sorprendidos. Según parece decirse en el susodicho libro, hay decenas de periodistas trabajando a sueldo de grupos o personas de poder. Vaya por dios, y nosotros pensando que a todos los periodistas sólo los gobernaba el amor a la verdad, a la información veraz y contrastada, y a la sagrada separación entre hechos probados y opiniones personales. Con su altísima importancia para la salud democrática del Estado, y mire usté por dónde.

Si también el gremio de los periodistas tiene manzanas hediondas, ya sólo nos queda pureza en el armiño de los magistrados, entre los que como se sabe no hay ni uno corrupto, que son todos inasequibles a las tentaciones del mundo, del demonio y de la carne, y todos por ende fieles cumplidores de su altísima misión en nuestra ejemplarísima democracia. Sobre todo por ende.

Con que, a ratos, entre estas cosas y las que me dejo por no caer en la melancolía, tenemos la sensación de andar sobre un lodazal, saltando de piedra en piedra para no caer en medio de tanta mierda como sale por alcantarillas, puertas, giratorias y normales, ventanas, y demás agujeros que corroen nuestro glorioso estado social y democrático de derecho; y venga una media de gambas y otra caña. Como si el reino entero respirara un aliento fétido y podrido por cuantas caries le van saliendo. No obstante lo cual, seguimos atentamente leyendo arrobados, con a, las homilías de los opinadores cualificados que nos cuentan, tan serios y circunspectos, de la separación de poderes, de la calidad de nuestra democracia, de la independencia y neutralidad de las policías y de los militares- que a la que se jubilan se meten en Vox y cierra España.

Así que nada; nos afeitamos disimulando tras la espuma de afeitar, no sea cosa que nos dé por sospechar también de nosotros. Que está todo pero que muy muy confuso.

O perfectamente claro, o sea.

*Autor y director teatral