La Estrategia Aragonesa para la Recuperación Social y Económica es un proyecto colectivo, en el que estamos involucrados el Gobierno de Aragón, los partidos políticos con representación parlamentaria (salvo Vox), empresarios, sindicatos, y ayuntamientos, comarcas y provincias (FAMCP). Esta semana, tras su aprobación en Consejo de Gobierno, las Cortes de Aragón deben ratificar el decreto-ley por el que se destinan 510 millones de euros a las medidas recogidas en ese documento de consenso político y social.

Hay que mirar necesariamente al mañana, sin olvidar que el covid-19 sigue entre nosotros. En estos meses insólitos, desde el Gobierno de Aragón hemos optado por ganar liquidez para los pagos y garantizar el rápido funcionamiento de la Administración con mecanismos excepcionales. Toca ahora acelerar la recuperación y reactivar las inversiones productivas, como una apuesta directa por la industria, la economía y el empleo.

Con este pacto estamos ante un hito histórico que, si nada lo enturbia, nos coloca a Aragón a la cabeza de las regiones que han sabido dar una respuesta unitaria a la salida de esta insospechada crisis. Sus consecuencias son palpables y nuestra obligación ahora es ponernos a trabajar con una estrategia acomodada a la nueva situación, con todos los recursos a nuestro alcance, incluyendo las medidas del Gobierno de España y las que se puedan derivar de la UE.

El presupuesto anual, que fue madrugador y fruto de un amplio respaldo político, ha asumido en estos meses el aumento de los gastos y la merma en los ingresos derivados de la pandemia (alrededor de 400 inesperados millones), sin abandonar los servicios básicos que prestamos. Anteriores decretos contribuyeron a acomodar la Administración regional para hacerla más ágil y eficaz.

El decreto que ahora nos ocupa profundiza en estas mejoras. Pretendemos que todas medidas ligadas a la reactivación económica, y la atención a los sectores sociales y sanitarios, tengan una tramitación rápida, sin renunciar al necesario control del gasto. Baste recordar que los proyectos covid-19 tienen carácter de urgencia, lo que agiliza su tramitación.

Tras un esfuerzo de reajuste de partidas y prioridades, se pone el presupuesto del 2020 al servicio del Plan de Recuperación, propiciado por la responsabilidad de los principales partidos políticos (PSOE, PP, Cs, Podemos, CHA, PAR e IU), agentes económicos y sociales y administraciones locales.

Gracias a ellos, y gracias a la generosidad de todos los consejeros y consejeras del Gobierno autonómico, hemos diseñado una hoja de ruta que empieza por reactivar las prioridades recogidas en el presupuesto de este año, que quedaron suspendidas durante el estado de alarma, más otras nuevas adaptadas a la fase poscovid e incorporadas por los departamentos y por los grupos firmante del pacto.

Así lo señala expresamente la propia Estrategia de Recuperación en algunos de sus artículos para facilitar el empleo y la actividad empresarial. Queremos salir de forma distinta a la anterior crisis, sin que nadie se quede atrás. No estamos haciendo un brindis al sol, lo que sería engañar a los aragoneses y engañarnos a nosotros mismos.

Sabemos dónde vamos, con las consabidas limitaciones económicas. El dolor por los fallecidos y la atención a las víctimas, es lo primero. Por el lado económico y social, tenemos por delante la tarea de reactivar las inversiones para equipamientos públicos, infraestructuras, vivienda, empleo, depuración, turismo, industria y pymes, cultura, investigación científica, automoción, etc.

Los estímulos económicos se dirigen a todos los sectores, siempre que generen actividad económica e industrial, y abarcan a todo el territorio aragonés. Por supuesto, siguen adelante proyectos como Amazon, Guissona o la estación de Canfranc. Asimismo, se focalizan nuevos esfuerzos en las plataformas logísticas (centros con multimodalidad) y en la integración del medio rural al e-commerce.

Estas y otras muchas medidas van a concentrar hasta final de año (y las que se incorporen en los años siguientes) nuestros esfuerzos. El camino está marcado y nuestros pasos, me temo, irán acompasados al incierto devenir de la pandemia, cuyo fin no se adivina próximo.

En todo caso la voluntad del Gobierno de Aragón es firme. Somos conscientes de que esta crisis no se arregla a corto plazo, pues a medida que se prolonga sus efectos son más gravosos. Frente a esta cruda realidad, debemos poner el máximo entusiasmo y responsabilidad en nuestra respuesta colectiva. H *Consejero de Hacienda y Administración Pública del Gobierno de Aragón