Conociendo y disfrutando de nuestro Pirineo desde muy joven, julio es un mes de brillantes y diáfanos amaneceres, luminosa luz en valles, bosques, prados y ríos, y con cierta frecuencia, como expresión de la fuerza de la Naturaleza, tormentas vespertinas, donde la lluvia, y a veces los rayos y truenos acompañantes, cierran el circulo del equilibrio de estos incomparables parajes, para su conservación y contemplación. Sin ninguna semejanza con los nubarrones grises y negros, impresionantes en su fuerza y significado, que preceden a los tornados, maremotos, tifones de otras latitudes, o incluso a las gotas frías de nuestro Mediterráneo, al final del verano.

A mediados de este julio, nuestro país, está sometido al riesgo de cuatro nubarrones, con riesgo cierto de desencadenar inestabilidad. Sanitario, el primero, institucional, el segundo, político, el tercero, y derivado de los tres el socioeconómico, como cuarto.

La pandemia por el covid- 19, está lejos de controlarse en España y en el planeta. Además el virus está empezando a mutar, para sobrevivir y ser más letal. Las únicas armas y medidas activas que disponen los sistemas sanitarios, para controlar su difusión, persistencia, contagios y muertes, son exclusivamente las medidas de protección y aislamiento.

Mientras no se logre un principio activo que sea eficaz contra el covid, o se logre una vacuna que proteja específicamente, la evolución de las informaciones y los resultados de los estudios epidemiológicos, nos muestran que en España, exclusivamente el 5% de la población tiene anticuerpos contra el virus, por lo que estamos muy lejos de los rangos que definen la inmunidad grupal, o de rebaño que se adquiere cuando el 50 o 60% de los ciudadanos tienen anticuerpos, con lo que se dificulta el contagio.

Esto explica que con la desescalada y la nueva normalidad, desde finales de junio, junto con el carácter meridional de nuestra población, y el sentido hedonista que nos caracteriza, tengamos hoy, 110 rebrotes y focos activos, con aumento del número de contagios y fallecidos, muy lejos del control y tranquilidad sanitaria.

Estos hechos justifican el paso al confinamiento en Lérida, y el paso a la fase 2 de Zaragoza, Huesca, de nuevo, a la obligatoriedad del uso de mascarillas, y al control riguroso de los movimientos de la ciudadanía en prácticamente toda España.

No menos preocupante que la situación y nubarrón sanitario, aunque en otro sentido, es el nubarrón institucional que puede transformar nuestro marco y escenario de relación y convivencia, tras el plasmado en la Constitución de 1978. Y que afecta a las instituciones del Estado, la jefatura, la Corona, su presente y futuro, por las tropelías que el anterior Jefe del Estado, cometió antes de su abdicación como Rey de España en 2014.

La Constitución establece la «inviolabilidad» del Jefe del Estado en el ejercicio de sus altas funciones.... pero podría ser cuestionable, lo fuera en sus acciones individuales como persona física y su libre albedrío... y más en terrenos económicos, financieros, de influencias, y de comportamiento personal, donde estaría obligado a la ejemplariedad.

Las recientes difusiones y publicaciones por medios de comunicacion del Reino Unido , así como de autoridades judiciales suizas, muestran que manejó ingentes cantidades de dinero opaco y en paraísos fiscales, con regalos de 65 millones de euros a su amante Corinna, así como rubricado con su firma cómo entre 2006 y 2012 extrajo mensualmente 100.000 euros (diez y seis millones de pesetas al mes, libres de impuestos), además de su retribución de los Presupuestos Generales del Estado, y cómo la Hacienda Pública mantiene todo el aparato de la Zarzuela.

La codicia le ha llevado al desenfreno, en su afán del dinero y pasión sin recato por las mujeres. Fuera de cualquier consideración ética y provocando el rechazo y la indignación de la sociedad civil española, y contribuyendo a crear una imagen de España mas próxima a una república bananera, que al cuarto país de la UE, el duodécimo del mundo, la tercera lengua más hablada, y un pasado histórico y cultural sin igual.

El tercer nubarrón o político, es más complejo de definir. Debe analizarse, tanto internamente, en la composición de la Administración, como en sus consecuencias de Gobierno, y derivado de ellas en nuestro papel en las instituciones supranacionales de las que formamos parte. El primer Gobierno de coalición, de todas las Legislaturas, desde 1977, es el de dos partidos con idearios contrapuestos ( un PSOE que renunció al marxismo y optó con Felipe González por la socialdemocracia), y un Podemos, populista y radical, a los que siendo como el agua y el aceite, les une el afán de poder.

Implementados en su exigua e insuficiente mayoría por ERC , nacionalista y desintegrador, PNV, siempre al rédito del carlismo e incluso EH-Bildu, en ese totum revolutum. Han aprovechado la pandemia para gobernar como un estado de excepción, generan muy poca confianza en el exterior, y el reto que van y vamos a tener es cómo con esa amalgama de intereses y sensibilidades, va nuestro país a enfrentarse e intentar resolver y paliar las consecuencias socioeconómicas de la pandemia y la detención de la actividad, que será evidente en otoño y fin de año.

Es triste el poco peso internacional que tenemos y los pocos frutos de nuestra diplomacia.

Tras el fiasco previo de Luis de Guindos, ha resultado triste y desmoralizador que nuestra vicepresidenta ter cera, Nadia Calviño, se haya quedado a las puertas del puesto de responsabilidad y ejecución del Eurogrupo, en las próximas semanas y decisiones que vienen.

Así como nuestra ministra de Asuntos Exteriores tuvo que retirarse de la carrera a la Presidencia de la Organización Mundial de Comercio, por la falta de apoyo de EEUU (no olvidan la retirada de la fragata española de escolta en el Golfo Pérsico, con la flota americana....)

Somos la cuarta economía de la UE y la duodécima del mundo, como recordaba, pero nuestra representación y proyección internacional en los organismos supranacionales está lejos de ser correspondida. Concluiremos con el nubarrón socioeconómico. Conectando con el político, tenemos dos comunidades autónomas, en inestabilidad activa. Y consecuencias sociales significativas.

Cataluña y los partidos nacionalistas y secesionistas, el fugado Puigdemont, los consejeros del Govern, en la radicalidad más grosera, con el uso del catalán, el supremacismo xenófobo, etc, son de difícil ordenamiento y retorno a un escenario de diálogo y consenso, que no sea el derecho a decidir. Y en Euskadi, entre los sucesores de los carlistas y más de un 15% de la población apoyando a Bildu, están cómodos en sus privilegios forales, políticos y económicos que amejoran en cada crisis de gobierno, o aprobación de presupuestos, siendo la comunidad, junto a la navarra, más sobrefinanciada.

Tras el verano, y la rotundidad de la realidad laboral, económica y social, podemos volver a contemplar el cierre de muchas empresas, crisis de autónomos, y paros cercanos al 20% de la población activa.

El Banco de España y el FMI hacen previsiones de que el PIB puede sufrir una caída del 15%, con el empobrecimiento y paro que ocasionará. Será el momento de ver cómo funciona el agua y el aceite. Si carrera loca de gasto público y endeudamiento sin freno, hasta que Europa nos intervenga, o destinar todos los recursos, los fondos europeos que con la derrota de la candidatura de Calviño serán más magros, y todas las potencialidades de nuestras mujeres y hombres, en reactivar la economía como objetivo de un pueblo. Veremos.