Opinión | Editorial

EL PERIÓDICO

La desatención a la Atención Primaria

Uno de los pilares que debía reforzar el sistema sanitario español para abordar una segunda ola de coronavirus era la Atención Primaria. Y fue uno de los compromisos de la consejera de Sanidad aragonesa, Sira Repollés, en su toma de posesión. En sus propias palabras, era «clave» y había que dotarla de medios personales y materiales. La realidad se ha vuelto tozuda y pese a los refuerzos puntuales de personal, seis meses después del inicio de la pandemia, el primer escalón de atención médica, el que tenía que contener el colapso hospitalario, se ha desbordado. Y lo ha hecho derivando a los servicios de urgencias a los pacientes que no pueden atender y sin mejorar la asistencia que ya quedó maltrecha con la implantación de la mal llamada telemedicina. Porque no es otra cosa, y gracias, que asistencia telefónica. Porque en muchos casos contactar con un humano en un ambulatorio ha sido una tarea ingente, porque lograr una cita (no presencial) con el médico suponía una demora de varias semanas y porque muchos de los servicios de control de Enfermería se suspendieron en marzo y no se han retomado, dejando a muchos mayores en el limbo. Es cierto que no se puede reprochar nada a los profesionales de los centros de salud, que han realizado jornadas maratonianas durante el verano , pero no se puede decir que este sistema no ha empeorado la asistencia. Porque no es cierto. Como en arquitectura, la «clave» la han colocado la última.

Tracking Pixel Contents