Opinión | Editoriales

Aragón alarga el cierre perimetral hasta el día 30

Una Europa marcada por las restricciones parece haber llegado el pico de la segunda ola. La cifra de contagios sigue siendo elevadísima, pero se está observando un ligero descenso en la propagación del virus. No en todos los países. En algunos, como Italia y Austria, la curva sigue en alza. Apenas hay cabida para el optimismo. La bajada de casos aún no se traduce en una clara caída de defunciones ni de hospitalizaciones.

Mientras Francia descarta poner fin al confinamiento y otros países europeos endurecen las restricciones, Aragón prolonga el cierre perimetral de las tres capitales, las tres provincias y la propia comunidad hasta el día 30 de este mes, ocho días más de lo previsto inicialmente.

Desde la irrupción del virus, la búsqueda de un equilibrio entre salud y economía ha marcado las decisiones políticas de todos los gobiernos. Los meses transcurridos también obligan a tener en cuenta el estado emocional, la fatiga que se abate sobre la población. Son muchas las presiones que los gobernantes deben soportar pero, como en la primera ola, resulta de vital importancia no precipitarse en la desescalada.

Ante la dificultad del momento, solo cabe insistir en la prudencia, el conocimiento y la agilidad en la toma de decisiones. Los criterios sanitarios deben imponerse. Es el único modo de evitar errores del pasado reciente. Y más cuando el mes de diciembre se estrenará con otro puente, el de la Constitución.

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