La ley educativa LOMCE (2013), aprobada solo por el PP, ha sido nefasta, privatizadora, neoconfesional, segregadora, con privilegios para los ricos y el abandono de los vulnerables. Hasta tal punto, que el Gobierno de Rajoy , con su mayoría absoluta, ni siquiera se atrevió a implantarla en su totalidad, teniendo la certeza de que varios criterios introducidos por el impresentable ministro Wert eran inaplicables y nos retrotraían a la sociedad franquista. En aquellos momentos de la LOMCE, no escuchamos protestar a los propietarios de los centros privados porque solo la había aprobado el PP y la había hecho a medida del ministro Wert, sin tener en cuenta al resto de partidos del Congreso. Ahora, la nueva ley educativa Lomloe (2020), aprobada por ocho partidos del Congreso, pretende corregir los aspectos negativos de la LOMCE. Es decir, que no sea privatizadora, ni confesional, ni segregadora, ni elitista, ni con privilegios para nadie, que busque la equidad y apoye a los vulnerables.

Pero, en el día de hoy, los propietarios de los centros privados no quieren que esto ocurra, prefieren la anterior LOMCE defendiendo la postura del PP y la derecha española y manipulando y utilizando vilmente a las familias, sobre todo, a las del alumnado de Educación Especial. Y eso está muy feo. Cosa distinta es que estos centros requieran más atención, cosa que compartimos y exigimos siempre.

Así, para atacar la nueva ley educativa Lomloe, los centros privados no tienen ningún rubor de usar argumentos falsos, tergiversadores y engañosos.

Primero, dicen que no van a poder estudiar Religión católica. Y eso es falso. Cualquier familia que quiera estudiar alguna de las cuatro religiones reconocidas en las normas (católica, musulmana, judía y evangélica) podrá hacerlo sin ningún problema. Eso sí, sin valor académico. El profesorado de Religión seguirá siendo pagado por el Estado y serán los obispos quienes seleccionen a los catequistas. No está nada mal, tratándose España de un Estado aconfesional. Bien es cierto que a Izquierda Unida nos parece que las religiones habría que sacarlas del ámbito escolar, ya que las creencias corresponden al ámbito privado, en nuestra opinión. Pero, el PSOE no se atreve todavía a dar ese paso.

Eje vertebrador

Tercero, se quejan de que la Lomloe trata a la enseñanza privada-concertada como subsidiaria de la red pública. Y así debe ser. La escuela pública llega a todo el territorio; a la ciudad y al mundo rural; a las grandes capitales y a los pueblos más pequeños. La escuela pública se convierte, por tanto, en el eje vertebrador de todo el sistema educativo y, en aquellas situaciones en que la oferta pública no es suficiente, es cuando entran los conciertos con centros privados. Esto viene siendo así desde la implantación de la LODE en 1985.

La situación de España con relación a la enseñanza privada-concertada es una anomalía en Europa: la mayoría de países europeos a los que queremos parecernos tienen una enseñanza pública mucho más extensa que España, muy mayoritaria sobre la enseñanza privada. Pero, también en este tema el PSOE no se atreve a dar un paso adelante.

Cuarto, ni que decir tiene que los centros segregadores por sexo deben quedar fuera de los conciertos educativos. La Lomloe introduce de manera decidida y clara el principio de la coeducación. Por tanto, los centros educativos que no practican la coeducación quedan al margen del dinero público. Quienes quieran una educación clasista y a su medida, que se la paguen. Faltaría más.

Quinto, también es importante reflejar que la Lomloe propone destinar los suelos públicos a la construcción de centros públicos: parece muy razonable. Por ejemplo, en Zaragoza, el desarrollo urbanístico de los nuevos barrios (sobre todo en el sur) obliga a la construcción de centros educativos nuevos. La Administración educativa es la que tiene la obligación de construirlos; por tanto, los suelos públicos deben ser solamente para construir centros educativos públicos, no para que algunas empresas privadas hagan negocios particulares con los terrenos de todos.

La Lomloe tiene otros muchos aspectos positivos: prevención de la violencia de género; respeto a la diversidad afectivo-sexual; eliminación de itinerarios segregadores; fortalecimiento de la escuela rural e insular; apoyo a los centros en desventaja; prevención del acoso escolar; control de la gratuidad en los centros concertados; aumento de las competencias de los consejos escolares y los claustros...

En Izquierda Unida entendemos que todas estas novedades, progreso y avances irriten a la derecha y a su brazo armado (los dueños de los centros privados) y que se manifiesten en contra, porque quieren una ley elitista, segregadora, privatizadora, con privilegios para unos pocos, confesional… Una ley como la LOMCE, que rezuma franquismo por todos los lados.

Pero, el sistema democrático es así: la mayoría toma las decisiones que cree oportunas. Y, en el caso de la Lomloe, se legisla para la mayoría social, para la gente llana, para la justicia social y para la equidad.