El monumento a la industria de la plaza Mozart de Zaragoza es todo un símbolo de lo que tiene que seguir siendo el motor económico del territorio. Inaugurado en 1999 como referencia histórica de las empresas de la provincia (sobre todo del metal), debe servir como punto de reflexión para los tiempos actuales. En él se resume todo el pasado floreciente de la región, y se debe divisar el presente y el futuro más inmediato que pasa por lo mismo. Que Zaragoza es un polo de atracción sensacional no necesita mucho razonamiento, pero que la parte menos atractiva de la industria es la que siempre ha tenido un protagonismo importante y, además, la que más riqueza ha generado, es también un hecho. Y otro dato importante que ha puesto al descubierto el coronavirus: muchas de las industrias que se deslocalizaron hacia países con mano de obra barata son las que se necesitan en esta parte del continente. Tendrán que ser fábricas actualizadas, con la imagen del siglo XXI, con la llamada industria 4.0, pero son la parte de bienes de equipo que más se necesita. No tiene que ser una industria vistosa, algunos la llaman industria no sexi.

Hay un dato llamativo a tener muy en cuenta. El peso del sector industrial en el PIB aragonés ronda el 22%, mucho más que la media española que está en torno al 17,5%, por encima del de Suiza (20,8%) y más próximo al de Alemania, que supera el 25%. Este es el dato que genera riqueza en un territorio. Buena parte del éxito de la economía alemana radica en que muchas empresas de aquel país se especializan en el «sector no sexi del espectro industrial», como lo denominó la revista Time. Es decir, nada de smartphones o iPads, sino máquinas, piezas de repuesto y equipamiento pesado. Seguramente, muchas empresas alemanas, por ejemplo los fabricantes de automóviles o los distribuidores de software más grandes del mundo, harán hincapié en que sus productos, sin duda alguna, pertenecen al lado sexi. Sin embargo, en términos generales, el motor de crecimiento de Alemania se compone, fundamentalmente, de empresas industriales productoras de bienes altamente especializados. La industria es y seguirá siendo una base fundamental para el bienestar, por lo que, con su alto porcentaje industrial, la economía alemana está bien posicionada a escala mundial. Los bienes de tipo industrial representan la mayoría de la exportación de bienes alemanes. En muchos ámbitos y en un gran número de mercados, las empresas alemanas son los líderes mundiales en exportación.

Y Aragón tienen otro dato importante: es la comunidad que más tira de la exportación, incluso en épocas de crisis como la actual. El anuncio esta semana de que la multinacional norteamericana Becton Dickinson va a instalar en el polígono Empresarium de Zaragoza una cuarta planta en España, en la que invertirá 165 millones de euros y creará 600 empleos en nueve años, es todo un ejemplo de lo que se necesita para que la economía de un territorio como Aragón siga tirando al alza. No hay que olvidar, que el origen de BD en la comunidad viene de la empresa Fabersánitas, la fábrica de Fraga que desde 1979 producía jeringuillas con mucho éxito hasta que en 1986 los estadounidenses la compraron y ahora exportan el 96% de la producción de material sanitario. Es la industria no sexi que dio vida a esa comarca oscense y que va a seguir siendo necesaria en el territorio. Es la industria que se necesita: no fabrica un producto sexi, pero es muy necesario y se vende lejos de nuestro país.

Solo hay que pensar también que una gran mayoría de suministros vienen ahora de fuera de España, no hay aquí y eso genera problemas. Ahí está la planta de Stellantis en Figueruelas cancelando estos días turnos de trabajo por falta de material para seguir fabricando coches... Es normal que ahora vengan a la mente deslocalizaciones como la de Alcoa, en Sabiñánigo...

La mano de obra y la paz social e institucional de la comunidad aragonesa son factores muy importantes para la consolidación de este tipo de inversiones que tienen un plus de calidad frente a las de otros sectores que, por supuesto, bienvenidas sean, con todas las garantías de salubridad necesarias. Y el factor de Zaragoza como polo de atracción no debe dejarse atrás. Es más, debemos seguir utilizándolo para proyectos que aún están en el aire como la fábrica de baterías que Martorell o Vigo también quieren. Zaragoza y las localidades que atraviesa el Ebro se hallan en un punto equidistante entre las primeras ciudades comerciales. Solo en el radio de 300 kilómetros de la capital aragonesa residen más de 20 millones de personas y se concentra el 70 % del PIB español. Esta posición privilegiada supone una ventaja competitiva en el mercado: el tiempo que se tarda en transportar las mercancías y el coste del mismo se reduce considerablemente. Desde Zaragoza, las baterías que se puedan producir tendrán un transporte mucho más cómodo a puntos tan distantes como las fábricas de coches de Galicia, Valladolid, Valencia, Barcelona o Madrid que si salieran de centros de producción de cualquier extremo del país. Un factor más para que la economía regional siga apostando por la industria.