Había una pandemia antes de esta pandemia. O varias. Enfermedades endémicas en países subdesarrollados para los que todavía no se ha encontrado vacuna. Ayer fue el Día Mundial de la Tuberculosis, una infección que mata a un millón y medio de personas cada año. Existe una inyección eficaz contra esta dolencia, de hecho está de aniversario. La llamada vacuna BCG, desarrollada por los franceses Calmette y Guerin, cumple 100 años. Pero un siglo es mucho tiempo y, evidentemente, la bacteria ha aprendido a resistir. Por eso se ha comprobado la necesidad de mejorar la fórmula para que proteja también de las afecciones respiratorias.

El 2020 ha sido, tristemente, el año del coronavirus. El covid-19 se ha llevado a más de 2,7 millones de personas, una buena parte de ellas del primer mundo. En este contexto, cuentan los que saben, encontramos una posible explicación a por qué la vacuna para la tuberculosis lleva 20 años en desarrollo y la de este coronavirus ha tardado menos de uno en investigarse, comercializarse e inyectarse en el brazo de los ciudadanos. Los primeros, por supuesto, de los países más pudientes.

Hablar de la vacuna mejorada contra la tuberculosis, la MTBVAC, es hablar del aragonés Carlos Martín. Él y su equipo acaban de cerrar la fase 2 de los ensayos clínicos. Entrarán en la 3 entre finales de este año y principios del que viene. El proceso se ha retrasado, como otros, por culpa del coronavirus. Las previsiones actuales tanto del investigador como de la empresa que la está desarrollando, la gallega Biofabri, es obtener los primeros datos de eficacia en el 2025. A partir de esa fecha confían en recibir una inyección de dinero público para dar el último empujón y comercializarla.

El coste total, calcula la compañía biosanitaria, podría rondar los 200 millones de euros. Si tenemos en cuenta que para el covid-19 ha habido miles de millones de inversión, parece que Europa podría seguir encontrando fondos. Y España sacar pecho. Ya sabemos que, cuando hay resultados, a los gobernantes de turno les falta tiempo para presumir de los éxitos de sus compatriotas. De prosperar la MTBVAC sería la primera vacuna para humanos creada y desarrollada en nuestro país. No está mal. Aunque es fácil intuir que el triunfo de la ciencia de hoy no es resultado de ayer sino de anteayer.

Lamentablemente no es un caso excepcional. Tampoco hay vacuna contra el sida, la malaria… enfermedades que azotan con especial virulencia a los países subdesarrollados. Desde nuestra atalaya de Occidente hemos sentido esta realidad lejana, ajena, despreocupados. Ahora que nuestros cimientos se han tambaleado quién sabe si nuestra visión cambie para bien.