La experiencia nos enseña que únicamente los príncipes que tienen ejércitos propios hacen grandes progresos, mientras que los príncipes que se apoyan sobre ejércitos mercenarios no experimentan más que reveses ('El Príncipe', Maquiavelo). ¿Imaginan que Arrimadas hubiera leído y entendido a Maquiavelo?

Ciudadanos es un partido formado desde su mismo inicio por mercenarios varios, desde los naufragios de UPyD, a destacados miembros del PP o del PSOE como Ángel Garrido o Celestino Corbacho. Eso sí con mucha pasta aportada por el IBEX, ¿Se acuerdan del Presidente del Banco Sabadell diciendo Necesitamos un Podemos de derechas?

Tal y como está configurada la política en este país por regla general escalan a los puestos de poder, es decir cobrando de la política, los mercenarios. Aquellos con más «lealtad» al líder y menos capacidad. Sé que puede parecer contradictorio lo de lealtad, pero lealtad aquí significa: voluntad que puede ser comprada con un puestecito. De hecho, se suele desconfiar de las personas que tienen principios fuertes, ya que no se pueden comprar, y también de los capaces no vaya a ser que hagan sombra al líder.

Cambio de lado

El resultado es qué en la política española hoy, hay personajes como Susana Díaz o Pablo Casado cuyo único mérito ha sido ser de las juventudes. Y en los segundos puestos gente que en cuanto ve peligrar su sueldo cambia de lado, unos haciéndose tránsfugas como los de Murcia y el 'Tamayazo', y otros cambiando de bando dentro del partido. Recordemos cómo Pedro Sánchez fue el candidato de Susana Díaz, o cómo aquí en Aragón los segundos de Escartín lo apuñalaron mientras este decía «Brutus, ¿tú también hijo mío?».

Es un fenómeno curioso este del funcionamiento clientelar aderezado con grandes dosis de egolatría. ¿Cómo no vio Arrimadas que no tenía el control de Ciudadanos? Con frecuencia los lideres suelen confundir a leales con aduladores, premiando a estos últimos y no escuchando voces críticas, lo que refuerza aún más su egolatría y sentimiento de poder. Por ello no ven el problema hasta que ya no tiene remedio. Rivera, Arrimadas, Escartín y muchos otros son perfectos ejemplos de esto. Memento mori decían en Roma.