Hace unos días participé en una jornada organizada por la plataforma La Aprendedora Social y hablé sobre Emprendimiento Social en la España despoblada.

Vivimos tiempos donde todo transcurre muy rápido, estamos ante un nuevo ecosistema emprendedor, que incluye muchas de las grandes megatendencias en gestión empresarial, basadas en la responsabilidad y la sostenibilidad, alineadas con la Agenda 2030.

En mi intervención puse en valor la importancia de las alianzas (ODS17) para favorecer el emprendimiento social, en el que los jóvenes y mujeres son los principales impulsores y, además, apuestan por su territorio, generando empleo, economía, en definitiva, vida y oportunidades en el ámbito rural.

Esta alianza para impulsar el emprendimiento social tiene como objetivo favorecer escenarios positivos para generar oportunidades de emprendimiento en el territorio. Es fundamental el papel de las administraciones públicas, principalmente los ayuntamientos y las comarcas, por ser las administraciones más próximas al ciudadano.

Proyectos sostenibles

Cada vez más, las personas quieren desarrollar su carrera profesional en empresas con proyectos responsables y, sobre todo, sostenibles, con unos valores que los identifiquen y en los que se sientan participes y puedan impulsar su talento y creatividad. Todo ello, identificado con la cultura de la organización.

Los proyectos de emprendimiento social se caracterizan por aportar valor en la sociedad, cumpliendo con la triple cuenta de resultados: económico, social y ambiental. Por eso muchas de ellas se han convertido en start ups de éxito.

Las personas que impulsan el emprendimiento social tienen su visión y propósitos claros: productos sostenibles, empleo joven y femenino, inclusividad, igualdad y diversidad, aprendizaje, impulsados desde la creatividad y el talento.

El emprendimiento social en el ámbito rural requiere de un factor clave, como es la conectividad. Aragón esta avanzando en esta línea de llevar la red de fibra a todo el territorio, pero todavía queda trabajo por hacer, para ello son claves las alianzas entre el ámbito público y el privado.

Nos encontramos ante un nuevo modelo económico sostenible: el emprendimiento social, que puede ser una oportunidad para vertebrar la economía, impulsar proyectos basados en la agroalimentación, turismo o naturaleza, donde nuestra comunidad es referente y, sobre todo, que nuestros jóvenes tengan la oportunidad de invertir y desarrollarse en el territorio donde nacieron.

La mejor estrategia para combatir la España despoblada es la generación de emprendimiento. Entre todos hemos de diseñar escenarios para facilitar esas inversiones con propósito social y alineados con la Agenda 2030, contando siempre con las personas como principal grupo de interés.