La manera de enfocar la historia es casi tan variada como los ricos hechos que nos proporciona el pasado, resultando su óptica determinante a la hora de producir, o provocar, sensaciones y reflexiones en el lector.

La escritora Marta Robles ha elegido como eje vehicular de su nueva y original narración de la historia de España los comportamientos sexuales de nuestros monarcas, deduciendo, a partir de ellos, la influencia que en sus reinados tuvieron sus amantes, sus hijos legítimos y los bastardos, así como las consecuencias políticas de las intrigas de corte inspiradas, más o menos directamente, por una pulsión erótica. Muy apropiadamente el libro, de carácter ensayístico, muy ameno y documentado, lleva por título 'Pasiones carnales'.

En sus páginas, la autora nos propone un recorrido por las prácticas, tendencias, vicios o renuncias sexuales de los reyes españoles. Desde Alfonso II el Casto de Asturias hasta Alfonso XIII.

El Casto hizo honor a su nombre porque ni siquiera con la hermana del emperador franco Carlomagno, Berthe, con quien contrajo unas muy políticas y diplomáticas nupcias, fue capaz de rematar una faena que no parecía interesarle demasiado. Al igual que otros monarcas que no destacaron por su fogosidad con las hembras, el Casto rey asturiano bien pudo haberse sentido en mayor medida atraído hacia los hombres, obligándole las costumbres y leyes de su época a practicar su sexualidad en secreto.

Caso opuesto fue el del último de los reyes aquí comparecidos, Alfonso XIII, para quien el concepto de castidad no tuvo el menor sentido. Poniendo en práctica con entusiasmo la concepción contraria hasta un grado tal que varias amantes simultáneas, además de la reina Victoria Eugenia, pusieron a prueba su resistencia física, ya que no su inquebrantable amoralidad, el abuelo de Juan Carlos de Borbón fue amante de una innumerable nómina de artistas, coristas, cantantes y vedettes, desde Celia Gámez a Carmen Ruiz Moragas, con las cuales tuvo varios hijos no reconocidos. Su pasión por el cine derivaría hacia las incipientes películas pornográficas, algunas de las cuales contribuyó a producir y a filmar. Se cree, incluso, que los guiones eran suyos.

Escándalos, vicios, mentiras y sexo, mucho sexo en las alcobas reales de Trastámaras, Austrias, Borbones…