Una de las películas con protagonismo en los Oscar ha sido Una joven prometedora, de la realizadora británica Emerald Fennell, premio al mejor guion original. El argumento reclama el interés del espectador hacia el grave tema de fondo que plantea: la culpa en el tiempo, su juicio y perdón. Para, además de escarmentar a ocultos culpables, saber qué ha pasado con sus víctimas inocentes, con aquellos (sobre todos aquellas) que se fueron quedando en el camino sin juicio, sentencia ni condena… Porque la «joven prometedora» a que se alude en el título era, en efecto, una brillante universitaria de medicina que, a no mucho tardar, estaría trabajando en cualquier hospital o consulta de Londres, si no fuera porque una desgraciada circunstancia se atraviesa en su camino, acaba con ella, la convierte en víctima… de una violación grupal.

Sobre esa herida sangrante construye Fennell un guion ciertamente extraordinario, digno de la mejor novela negra, del mejor Hitchcock. Sin embargo, ciertas vacilaciones o dudas en cuanto a la definición del género, aún siendo siempre de enorme dificultad mezclar con equilibrio tragedia y comedia (como hicieron Berlanga o Wilder, por ejemplo), entorpecen un tanto el desarrollo de la acción, que va avanzando con la sensación de hacerlo en sentido contrario (hacia atrás, hacia el origen de la culpa), pero, al mismo tiempo, con la vista del espectador puesta en un horizonte de justicia.

Crítica implacable al machismo, no solo ya en su secular y brutal tradición, sino también en sus actuales o sutiles excusas. Esas rendijas a través de las cuales intenta el machismo mantenerse, colándose otra vez, de nuevo, hoy y ahora, entre los filtros de una nueva humanidad que repudia el patriarcalismo dictatorial, ora condescendiente, ora violento, siempre gratuito e injustificable al estar basado en la fuerza.

Una película que invita a pensar en el sufrimiento y, a menudo, por desgracia, en el trágico final de tantas mujeres que, habiendo sufrido vejaciones, malos tratos, violaciones, no han conseguido superarlo, renunciando a vivir con ello o haciéndolo de una manera mutilada o infeliz.

Siendo, además, en 'Una joven prometedora' excelente el trabajo de los actores, y muy particular el estilo de la filmación, su estética y puesta en escena.