El Ministerio de Cultura y Deporte hizo públicos hace un tiempo los resultados de una encuesta sobre hábitos de lectura en España. En esta ocasión había especial interés en conocerlos por la excepcionalidad de nuestras vidas en tiempos de covid. Los resultados han sido muy positivos ya que parece que se ha leído más que en el sondeo anterior. Sin los procedimientos técnicos de las encuestas, en la Asociación Aragonesa de Escritores también pulsamos el ambiente en ese terreno y podemos confirmar que escritura y lectura salen bien paradas de estos convulsos meses. Las filas en el pasado Día del Libro en nuestra ciudad van en la misma dirección.

Leer es un placer y como tal es apreciado por algunas personas. Quienes hemos conseguido arraigar en nuestras costumbres la de leer no podemos dejarlo y me atrevo a afirmar que es toda una forma de vida. Seleccionar un libro, el primer paso, no es algo fácil pues la oferta es muy amplia. A las novedades que se ofrecen en las librerías hay que añadir las bibliotecas, las tenemos magníficas, y donde encontrar lo que buscamos es casi siempre posible, acudiendo, si hace falta, al préstamo bibliotecario, un invento maravilloso que pone a nuestro alcance casi cualquier obra literaria. Lo segundo es el lugar, decisión fundamental pues no es lo mismo leer en el metro, costumbre bastante extendida y que merece aplauso, que hacerlo en casa, en la cama antes de dormir, o en un buen sillón con iluminación adecuada, en un momento de tranquilidad. Lo tercero es el tiempo ya que no es posible, aunque habrá quien lo haga, leer unos pocos minutos, es preciso disponer de los suficientes como para asimilar y disfrutar unas cuantas páginas del libro abierto. Leer supone estar con uno mismo, pensando, reflexionando, descansando la mente, huyendo de la celeridad que nos impone el modelo de vida moderno, en un ajetreo imparable. Leer y calma no lo son, pero podríamos tratarlos como sinónimos.

A quienes no tienen en la lectura uno de sus hábitos les diría que lo intentasen, que es una experiencia muy gratificante, solo tienen que hacerlo con un libro que les apetezca, al que vayan con curiosidad. Buscando lo encontrarán, seguro. Clásicos o modernos; gruesos o finos; solo con palabras o con ilustraciones o fotografías, lo importante es empezar. Utilizar nuestro intelecto para imaginar los mundos que se nos relatan en los libros es una aventura en sí misma, barata e impagable.

Cada lector tiene sus libros por lo que hacer recomendaciones no es buena costumbre, salvo que haya amistad y se conozcan los gustos. Lo que sí suele ser una iniciativa aconsejable es saber lo que les agrada a personas de cuyo criterio te fíes y, por si le sirve a alguien, me voy a permitir citar varios libros que he leído y disfrutado.

'Rimas y leyendas' de Gustavo Adolfo Bécquer fue uno de los libros que tuve que leer en mi bachillerato. La mezcla de poesía y mundo mágico me pareció maravillosa, tanto que el libro, prestado por el colegio para su lectura, me lo tuvieron que comprar mis padres y lo conservo a día de hoy.

Los episodios nacionales de Benito Pérez Galdós, una obra maestra. Tienen la facilidad de poderse leer de uno en uno, incluso alternando el orden, y son una extraordinaria lección de historia y literatura. El escritor canario es uno de los más elogiados y regalar uno de sus libros siempre es un acierto.

Imán de Ramón J. Sender. Entre los aragoneses posiblemente el más grande de los novelistas y esta obra una de sus cumbres. Si la guerra en África fue uno de los más graves problemas de España en los primeros 30 años del siglo XX, conocerla de la mano del genial narrador oscense es todo un lujo.

Momentos estelares de la humanidad de Stefan Zweig. Este autor, muy conocido en Europa en su periodo de autor famoso, vivió las dos guerras mundiales y destacó por su pacifismo. Pasa por ser uno de los grandes escritores de la primera mitad del siglo pasado y cuenta con una producción muy abundante. He elegido esta obra porque es uno de los libros más bonitos que he leído en mi vida. Se trata de catorce piezas de momentos decisivos en nuestra historia, contadas con brevedad y gran potencia.

Querida vida de Alice Munro. La única mujer de esta brevísima selección y la más contemporánea ya que vive en la actualidad en Canadá, su país natal. Se trata de una selección de relatos breves, todos ellos de escenas cotidianas que ocurren en ciudades y pueblos que bien podrían ser de cualquier lugar desarrollado. Hace unos años le otorgaron el premio Nobel y, a mi juicio, de forma muy merecida.

Para terminar: lean a autores aragoneses. Déjense aconsejar por sus libreros y conozcan a algunos poetas y narradores de nuestra tierra, los hay magníficos.