En Madrid no parece haber trata de mujeres y niños. Prostitutas sí, y a miles, o a decenas de miles, pero ese colectivo marginal no debe tener ninguna necesidad y reivindicación que hacer, pues ningún partido las ha recogido o se refiere a ellas como una emergencia social.

Sin embargo, lo es.

No para los candidatos/as a las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid. Todos ellos/as vienen ignorando el fenómeno de la prostitución, como si no existiera o no fuese con sus programas y promesas. De hecho, no le han dedicado una sola palabra, una sola línea. Con el agravante de que tres de las principales candidaturas están encabezadas por mujeres: Isabel Díaz Ayuso (PP), Rocío Monasterio (Vox) y Mónica García (Unidas Podemos). Tampoco los señores Gabilondo (PSOE), Iglesias (UP) o Bal (Ciudadanos) se han pronunciado sobre la prostitución, la trata de mujeres y niños y su relación con la drogadicción y la criminalidad.

Quien sí se ocupó, y muy tempranamente, de esa lacra, fue Margarita Nelken, a quien los políticos madrileños deberían leer.

Pionera del feminismo en España y diputada socialista en la II República (durante la guerra pasaría a militar en el Partido Comunista), Margarita Nelken publicó en 1919 un libro revolucionario: 'La condición social de la mujer en España'. En sus páginas ya abordaba el alarmante crecimiento de la prostitución en Madrid y la inquietante constatación de que la práctica del amor mercenario no se restringía a las casas de lenocinio porque se estaba extendiendo al mundo del espectáculo (artistas y cocottes) y al lumpenproletariado (modistillas y emigrantes rurales). Los consumidores eran señoritos de clase media y alta. Asimismo a la aristocracia pertenecía la mayoría de la Junta de Damas contra la Trata de Mujeres, una asociación más benéfica que eficaz a la hora de abordar la reeducación y reinserción de prostitutas a la vida laboral. La prosa dúctil y lúcida, moderna, y la vehemente voz de Nelken, no cayó, como tampoco la de otras luchadoras sociales de la época, Victoria Kent o Clara Campoamor, en el vacío, pero sí, con el tiempo, en el olvido…

A tal punto que entre los políticos y candidatos madrileños, nadie se acuerda hoy de que siguen teniendo un problema gravísimo con la prostitución y sus consecuencias.