El hombre hojea su álbum de fotos en el sofá: las primeras son de él recién nacido, en blanco y negro, en una está en brazos de su madre, en otra con su sonriente abuela, en la siguiente aparece totalmente desnudo, tumbado en la cuna, sigue una foto muy graciosa en la que se ve rodeado de muñecos, él es un muñeco más, en otra tiene delante una tarta con dos velas, en otra aparece jugando con su hermano mayor, los dos disfrazados de indios, y luego algunas de las vacaciones en la playa, entre olas y castillos de arena; a partir de estas hojas las fotos son ya en color, en una está de puntillas, en medio de sus padres, y en otra se ve enredando con su hermana pequeña, siguen varias instantáneas del viaje de estudios a Italia, en una, cómo no, sosteniendo la torre de Pisa; muchas fotos en la universidad, con una preciosa universitaria que llegaría a ser su mujer, fotos de la cena de fin de carrera, y un montón de su boda, fotos del viaje de novios con París de telón de fondo, y después de París, es natural, una foto de él y su mujer emocionados con su hijo recién nacido, en otra aparece dándole la papilla al angelito y es difícil decir quién de los dos tiene la cara con más papilla, en otra posa conduciendo hábilmente el cochecito de bebé; la siguiente fotografía consiste en él sentado en el sofá, hojeando el álbum de fotos, pero lleva la misma ropa que viste ahora y luce la misma barba de cinco días, ¿quién ha hecho la foto? ¿su mujer?, lo tiene que averiguar, se levanta del sofá, da un paso y no puede dar más, ha chocado contra una barrera invisible; retrocede y a los dos pasos sucede lo mismo, choca contra algo inasible; está atrapado dentro de un cuadrado; él solo es una foto, o una parte de la misma; abatido, apesadumbrado, se deja caer en el sofá y sigue hojeando el álbum de fotos.