«Me monto en el AVE / que rápido y suave / me lleva a Sevilla. / Ya estoy en Sevilla», cantaba el gran Javier Krahe en su canción Alta velocidad, incluida en su disco Versos de tornillo del año 1997. Tres años después, pude cantar esa letra con total propiedad: viajaba a Sevilla, no para ver la Giralda (que también), sino expresamente para disfrutar de un concierto. Cualquier motivo es bueno para viajar (hay que viajar más, claro que sí), pero en aquella ocasión la peregrina excusa era ver en directo a uno de mis músicos favoritos: John Zorn. Tocaba en el Teatro Central de Sevilla con su cuarteto de jazz Masada y allá que me fui sin dudar. No había estado nunca en la capital andaluza, y así aprovechaba para visitar la ciudad y hacer algo de turismo. Recuerdo la expectación que había en el Teatro Central momentos antes de aparecer los músicos en el escenario, conscientes tal vez los asistentes de que íbamos a contemplar un concierto muy especial. Y vaya si lo fue. Cómo disfrutamos, qué barbaridad de recital, lleno de belleza y emoción a raudales. Zorn, Douglas, Cohen y Baron estuvieron colosales. Me desgañité gritando de puro gozo, completamente extasiado. Hay veces que sueño que todavía sigo allí. Y de alguna manera, así es. No sabíamos los asistentes que el concierto se iba a grabar en audio, y el directo fue editado en CD ese mismo año en el sello Tzadik: Masada Live in Sevilla 2000. Una joya de disco que ocupa un lugar singular en mi corazón. Al escucharlo (y revivirlo), descubrí que al finalizar muchos temas se distinguía claramente entre los aplausos mi voz gritando de forma enfervorizada: «¡¡Brraavoooo!!», cual cameo musical de fan entregado total. Me sigo emocionando doblemente. Viajen, vayan a conciertos, disfruten: qué bien se pasa, oye.