En su intervención en nombre de la premiada Terminal Marítima de Zaragoza, discurso pronunciado durante la gala de los Aragoneses del Año de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, Sergio Alarcón se refirió a los sueños marineros de la capital del Ebro.

Realidades y utopías de larga tradición, pues ya con los romanos fue Cesaraugusta un destacado puerto fluvial. Roma utilizaría el Ebro como vía de comunicación desde el Mediterráneo hasta el actual Logroño. Justo encima del puerto de la Zaragoza romana estaban el mercado y el foro, con su ámbito comercial, político y social. La abundancia de agua, con el Huerva y el Gállego desembarcando tan cerca, invitaría a más de uno, en aquella época, a pensar que el dominio marítimo no acababa o empezaba en el delta del Ebro, sino que proseguía sin solución de continuidad por las riberas de las estepas monegrinas y por la fértil huerta cesaraugustana… Como seguramente llegaban (y siguen llegando) hasta aquí las gaviotas.

La Corona de Aragón no se puede entender sin la proyección mediterránea de Zaragoza, Barcelona, Tortosa… Los reyes de Aragón viajaron constantemente de los condados pirenaicos al barcelonés, embarcando con sus armadas a la conquista de Mallorca, Nápoles, Sicilia… El Ebro quedaba a la retaguardia de un imperio que navegaba en carabelas y velas latinas, pero que tenía un cordón umbilical con su historia… y con el agua.

Y sería también el agua, según oportunamente nos recordó Alarcón en la gala, la obsesión del ilustrado Ramón de Pignatelli, impulsor del Canal Imperial de Aragón y Cataluña. Pignatelli quiso ampliar el Canal para que conectase el Cantábrico con el Mediterráneo, en una visión muy actual.

Los creadores e impulsores de Terminal Marítima de Zaragoza cumplen ahora dos décadas soñando cada día con los ojos abiertos en un proyecto que fue visionario en su momento, al que pronto vendrían a complementar Plaza y otros centros logísticos, y que hoy continúa tirando de nuestra economía. Gracias a esta terminal, la distribución de los productos desembarcados en los puertos cercanos gana tiempo y competitividad.

Y es que la Zaragoza marinera, además de poética, puede ser muy productiva…